"Desastre" es la palabra utilizada por Laura Ramos al retratar los últimos años de la escritora en Cuernavaca, tras su regreso definitivo a México en 1993.
“Tenemos unos resortes secretos en el corazón que, movidos por algún objeto, presente o ausente, que se muestra ante nuestra imaginación, impulsan nuestra alma con tanta fuerza hacia ese objeto, que su ausencia se vuelve insoportable”.