Muchos gobernadores, verdaderos caciques de sus estados, militares, burócratas, la prensa y las clases sociales más adineradas y socias del sistema, apostaron al fracaso del gobierno constitucional.
Concebí la idea de que no había cosa más artificiosa que la pretensión de llevar 'la realidad' al arte y que la ficción no era sino la forma de organizar las ideas.