Ilusión
Petra
Última de dos partes
Cuando llegó a la puerta de la cantina, respiró profundo, y empujó con timidez la cortina abatible de madera que daba cierta intimidad al lugar. Algunas personas la miraron, aunque ella concentró su mirada en el hombre solitario, que ese día llevaba una camisa nueva color amarillo. Lo miró, como siempre, absorto en la contemplación de su cerveza.