Rosa María Vázquez Cázares
─ Te quedaste viéndolo de arriba abajo, de manera especial, ¿sabes quién es?
Mónica contestó:
─ ¿No lo reconociste? Es Amílkar, un cirujano muy bueno, distinguido por tener unas manos muy hábiles para operar. En su momento, atractivo, inteligente, con una plática muy amena, el centro de la atención en las reuniones debido a su cultura tan amplia. Hasta en un momento llegué a pensar que podía ser buen partido para mi hija.
─Y luego, ¿qué sucedió? ─ comentó Miriam con curiosidad.
─ Desde la Preparatoria, Amílkar era muy amigo de Yosef, estudiaban juntos, competían por las mejores calificaciones, eran inseparables. No salían con muchachas, para ellos lo más importante era estudiar, pues querían entrar a la Universidad. Amílkar estudió Medicina y posteriormente se especializó en Cirugía, una carrera muy larga, pero exitosa, solo dedicado a ella, pues le ocupaba la mayor parte de su tiempo.
Yosef, por su parte, estudió Psicología, se graduó con mención honorífica, realizaba investigaciones en el área social. Además, era chef, le encantaba cocinar, ir al teatro, leer, escuchar música. Estos últimos gustos los compartía con Amílkar, en los pocos ratos libres que disponían.
Hace ocho años, después de cinco de conocerse y tener viarias coincidencias, llegaron a la conclusión de que eran el uno para el otro; querían vivir juntos por el resto de sus vidas. Decidieron unir sus destinos en matrimonio, pese a las opiniones en contra de ambas familias. Daba gusto escucharlos platicar y convivir.
En junio de 2020, a pesar de extremar cuidados, Yosef se contagió de Covid-19, sus síntomas fueron de leves a moderados: dolor de cabeza, sudoración profusa, dolores articulares y musculares, con poca dificultad respiratoria; solo ameritó cuidados en casa, reposo, medicamentos y aislamiento dos semanas. Fue dado de alta y continuó su vida normal de trabajo y estudio.
Un viernes, a principios de enero de 2021, Yosef llegó a casa, muy fatigado, con fiebre, dificultad respiratoria, palidez, sudoración. Le comentó a Amílkar que realmente se sentía muy mal, quien preocupado le dijo: “Te ves mal, ¿y si mejor te llevo al hospital para que te valoren?”, a lo que Yosef contestó “no, no quiero ir al hospital, pronto se me pasará, no creo que sea tan grave”.
Continuará el próximo lunes…
