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Miscelánea: Padre nuestro, César Vallejo

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Foto(s): Cortesía
Alejandra López Martínez

Leonardo Pino

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El poeta César Vallejo, padre fundador de un ramal poético de la poesía castellana, nació en Santiago de Chuco, Perú, en el año 1892.  

Por tradición familiar fue formado en la religión católica. El temprano adoctrinamiento religioso influyó en el vocabulario bíblico muy presente en su poesía. Sin embargo, Vallejo sorteó el futuro clerical al que aspiraba su familia y se diplomó como bachiller en letras; luego realizó estudios de Filosofía y Letras y Derecho, a los que abandonó para ejercer el magisterio.

En el año 1918, nuestro gran poeta publicó su primer libro, Los Heraldos negros, donde da inicio a una de las constantes de su obra y vida: la profunda solidaridad y empatía con los dolores de todos los seres humanos, sentimiento que lo lleva a militar en la izquierda política hasta su muerte.

Encarcelado debido a una injusta acusación, en el año 1922 el poeta escribió otra de sus obras maestras, Trilce, un poemario vanguardista con el que arranca su ruptura con el modernismo vigente.

En 1923, tras publicar cuentos y la novela corta "Fabla salvaje", César Vallejo viajó a París, de donde nunca más volvería a su añorado Perú. En esa temporada europea, visitó Moscú y viajó a España, donde en 1932 participó en la defensa de la República española y se afilió al Partido Comunista.

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La mayor parte de los quince años que vivió en París, Vallejo se alojó en pequeños hoteles. Desde el Hotel Richelieu, conoció a su futura esposa y compañera hasta los últimos días de su vida, Georgette Phillipart. En el acta de matrimonio, Vallejo se declara periodista y su esposa empleada de oficina, ya que trabajaba en el Conservatorio de Artes y Oficios de París.

En la capital francesa, César Vallejo vivió una intensa vida nocturna en compañía de pintores y escritores en locales del Barrio Latino. En esa atmósfera bohemia, Pablo Picasso situó el retrato que hiciera del vate andino. Juan Larrea, prologuista del libro  España aparta de mí este cáliz (1939), cuenta que “Picasso no conocía a Vallejo. Apenas se produjo la muerte de César, me reuní, una larga tarde, con el pintor y le leí un buen puñado de versos vallejianos. Picasso, profunda y visiblemente emocionado, exclamó: “A este sí que le hago el retrato. Allí mismo, Picasso, en cosa de diez minutos, acabó varios dibujos del poeta”.

En París también conoció a Pablo Neruda, con quien tuvo un distanciamiento debido a una discusión acerca de quién de los dos se ocuparía de la redacción del medio que publicaron en defensa de la República Española. Pero sus biógrafos y amigos cercanos coinciden en que fueron amigos. En el primer encuentro que tuvieron, Vallejo percibe la fuerte personalidad de Neruda, que era muy seguro de sí mismo y que sentía que todo giraba en torno a él.

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La valoración positiva de su obra poética, no ha cesado y su influencia inspiró a las siguientes generaciones; actualmente, César Vallejo es valorado como un clásico de la literatura hispánica. Su escritura de claros contenidos humanísticos y de rigor artístico en el lenguaje, lo  ha convertido en uno de los más grandes poetas del siglo 20.

César Vallejo anunció su muerte en el soneto "Piedra blanca sobre piedra negra", cuyo título se remonta a una tradición de su natal Santiago de Chuco donde colocan una piedra blanca sobre una negra en los entierros. El poema, uno de los más citados de su obra, afirma: "Me moriré en París con aguacero, / un día del cual tengo ya el recuerdo. Me moriré en París —y no me corro— / tal vez un jueves, como es hoy, de otoño".

Falleció en París, un viernes lluvioso de primavera; era otoño en su Perú natal.

Sobre el poeta y su obra, su paisano, el crítico literario Julio Ortega, escribió: "Probablemente sea el más grande poeta latinoamericano del siglo 20. No se trata de un acto de fe ni mucho menos, de una competencia deportiva, porque los grandes poetas no tienen éxito; tienen interlocutores fieles”.

 

EX LIBRIS

La cena miserable, César Vallejo

Hasta cuándo estaremos esperando lo que
se nos debe… Y en qué recodo estiraremos
nuestra pobre rodilla para siempre. Hasta cuándo
la cruz que nos alienta no detendrá sus remos.

 

Hasta cuándo la Duda nos brindará blasones
por haber padecido…
Ya nos hemos sentado
mucho a la mesa, con la amargura de un niño
que a media noche, llora de hambre, desvelado…
¿Y cuándo nos veremos con los demás, al borde
de una mañana eterna, desayunados todos?
Hasta cuándo este valle de lágrimas, a donde
yo nunca dije que me trajeran.
 

De codos
todo bañado en llanto, repito cabizbajo
y vencido: hasta cuándo la cena durará.
Hay alguien que ha bebido mucho, y se burla,
y acerca y aleja de nosotros, como negra cuchara
de amarga esencia humana, la tumba…

Poema incluido en el libro "Los heraldos negros" (1919).

 

 

CIENCIA A LA MANO // Crisis climática

Alberto Hernández

El año pasado, los daños provocados por fenómenos meteorológicos extremos agravados por el cambio climático alcanzaron la cifra récord de 50 mil millones de dólares, incluyendo seis mil millones de dólares tan solo en Honduras, América Central.  Estas pérdidas son el principal factor que ha llevado a casi 16 millones de personas en 15 países a una situación de inseguridad alimentaria crítica. A pesar de ello, los gobiernos han retrasado la adopción de medidas para luchar contra la crisis climática, centrándose principalmente en combatir la pandemia. 

El calentamiento global está incrementando la frecuencia e intensidad de catástrofes meteorológicas como tormentas, inundaciones y sequías. Los últimos siete años han sido los más cálidos desde que hay registros, especialmente 2020. Los desastres provocados por el cambio climático han ido aumentando cada año, y la frecuencia de este tipo de catástrofes se ha multiplicado por más de tres desde 1980; actualmente se registra un fenómeno meteorológico extremo por semana.

El 63 % de los impactos de estas crisis climáticas han afectado a la agricultura y la producción de alimentos; los países vulnerables y las comunidades en situación de pobreza, que apenas son responsables del cambio climático, son los principales afectados.

Por ejemplo, en algunas zonas de la parte oriental de la India afectadas por el ciclón Amphan el año pasado, los campesinos y campesinas perdieron sus cosechas y las personas que se dedicaban a la pesca sus barcos y, con ellos, su principal fuente de ingresos.

Del mismo modo, la mayor intensidad y frecuencia de los ciclones en África Oriental el año pasado contribuyeron a que las plagas de langostas del desierto alcanzasen un nivel sin precedentes, lo cual ha dado lugar a una grave alteración de las cadenas de suministro de alimentos, y ha reducido la disponibilidad y asequibilidad de los alimentos para millones de personas en el Cuerno de África y Yemen.

La frecuencia e intensidad de las catástrofes provocadas por el clima reducirá la capacidad de las personas que ya se encuentran en situación de pobreza para resistir ante las crisis. Cada catástrofe hunde aún más a estas personas en una espiral de pobreza y hambre.

(Con información de OXFAM)

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