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Sequía extrema y éxodo en Xadani

Foto(s): Cortesía
Redacción

SANTA MARÍA XADANI, ISTMO DE TEHUANTEPEC.- La falta de lluvias aniquiló los campos de cultivo.  Las dos precipitaciones pluviales que se registraron en un año no fueron suficientes para salvar la siembra. El exilio vino después. En enero, un autobús lleno con mujeres, hombres, niños y niñas, partió hacia el norte del país a la labranza en tierra ajena.


De acuerdo con el último monitoreo del Servicio Metereológico Nacional (SMN)  publicado al 15 de marzo, Xadani se ubica dentro de los 22 municipios con sequía extrema debido a la ausencia de lluvias.


El bochorno se levanta con el alba. El viento sopla un aliento denso y abrumador sobre los terrenos pincelados de los tonos ocres de la desolación. A esa hora el sol cae con severidad sobre las espigas secas y los caminos de terracería que se extienden hasta llegar al brazo de mar.


A lo largo del camino se mecen los árboles y el poco pasto para el alimento del ganado. Salpicados entre los terrenos algunos campesinos trabajan machete en mano.


Don Francisco, campesino de 55 años, trabaja a pico y pala las tierras de cultivo de su patrón Mariano Guerra uno de los pocos sorgueros con pozo para riego. La casa de Francisco, hombre cuya amabilidad contrasta con su porte recio, se ubica sobre la franja de la segunda sección en donde al menos un 40 por ciento de sus habitantes emigró, alejados por la sequía.


El abandono de hogares


Hacia ese sitio, justo en donde inicia  la labranza, una buena parte de las viviendas están clavadas sobre el abandono. Puertas y ventanas cerradas, solares desiertos, ausencia de vida. Las calles craqueladas levantan polvaredas blanquizcas.


Xadani, o lugar asentado bajo la montaña, es un municipio con población jornalera migrante. Familias enteras viajan cada ciclo agrícola hacia otros estados debido a que la siembra en sus terrenos es un juego a águila o sol.


Este año el número de personas migrantes creció. Al menos unas 400 se fueron. "Algunas regresan a medio año, pero si no llueve, se quedarán allá", añade Mariano Guerra.
Haciendo recuento, Mariano precisa que el año pasado cayó una lluvia en mayo. La siguiente vino en octubre. Pasaron los meses y la lluvia volvió a caer a inicios de febrero cuando los cultivos ya estaban siniestrados. "No hubo maíz, no hubo sorgo, ni ajonjolí y la gente se fue", expresa.


Pérdidas


Francisco, uno de los campesinos afectados, se aventuró a sembrar hectárea y media de sorgo. La labor implicó mil 200 pesos por barbecho, es decir la preparación de la tierra para que se regenere. Una doble rastra en la que destinó otros 3 mil 800 pesos. En total 5 mil pesos que no recuperó.


El hombre no tuvo más que emplearse como de peón de Mariano. Por esta labor gana 150 pesos al día. "Cuando perdemos todo es una desgracia", señala sin dejar de remover la tierra preparándola para el cultivo.


Alimentos se encarecen por sequía


En esa misma zona vive Cruz Aquino, una mujer madre soltera que se dedica a la elaboración de tortillas y totopos, alimentos que forma parte de la dieta básica de las familias en el Istmo de Tehuantepec.
Debido a la sequía el maíz se encareció, explica mientras amasa y coloca dentro del horno los totopos.


El maíz en litro, pasó de 5 a 9 pesos, mientras que el costal del olote, utilizado para hacer arder el fogón, es vendido en 20 pesos, y 30 pesos el de totomoxtle, cuando en años anteriores no había necesidad de comprarlo pues este era un material de desecho.


Cruz ha pensado seriamente en dejar Xadani y, como sus demás paisanos y paisanas, acudir a trabajar a los campos de cultivo en el norte del país.


"Este año ha sido uno de los más difíciles para todos. Sí he pensado en irme pero con tres hijos chicos ¿cómo le hago?", se cuestiona.


Seguro agrícola, un engaño


Rubicel Sarabia es el presidente de la Unión de Sorgueros de Santa María Xadani. Al igual que los otros 80 sorgueros que viven en el municipio, lleva tres meses a la espera de la indemnización que cubre el seguro agrícola sobre las 450 hectáreas siniestradas.


La pérdida del ciclo agrícola 2015-2016 fue total. “No cosechamos ni un kilo de sorgo. No hubo nada, nos fue muy mal”. El pulgón amarillo y la falta de lluvias devastaron el campo.


Cada hectárea produce 4 toneladas de sorgo, las cuales son vendidas a la empresa chiapaneca Buenaventura. Aquella es la principal fuente de ingresos de la población ya que el cultivo de la milpa es sólo para autoconsumo. Ahí también sufrieron pérdida total.


“Hemos tenido muchas plática con la Sagarpa (Secretaría de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación), el acuerdo era el pago de hasta mil 500 pesos por hectárea por productor pero hasta hoy no ha llegado apoyo alguno del gobierno”.


El acuerdo incumplido ha despertado en el campesinado la sospecha de que el dinero será utilizado por los partidos políticos en las campañas electorales. “De otra forma no entendemos porqué no se nos ha entregado”, expresa sentado en una silla de madera en el corredor de su casa en donde el aire caliente ahoga.


El próximo ciclo agrícola inicia en junio, sin embargo, la preparación de la tierra tendría que iniciar en abril.


Sobrevivir "por misericordia de Dios"


Una columna ennegrecida se levanta entre los terrenos de cultivo. Don Wilbert quema un poco de ramas secas después de limpiar el terreno de su yerno. 


“Para nosotros los campesinos esto es como jugar a la ruleta rusa, lo apostamos todo, preparamos nuestras tierras pero nunca sabemos si vamos a ganar”. En el ciclo agrícola pasado todos perdieron. La siembra de sorgo, maíz y ajonjolí no se logró a falta de lluvia.


“Estamos sobreviviendo por la misericordia de Dios”:
Wilbert, campesino soguero


"Este año ha sido uno de los más difíciles para todos. Sí he pensado en irme pero con tres hijos chicos ¿cómo le hago?":
Cruz Aquino, mujer campesina


279 municipios con sequía


146 enfrentan condiciones anormalmente secas (25.61 por ciento)
92 con sequía moderada (16.1 por ciento)
19 sequía severa (3.33 por ciento)
22 sequía extrema (3.85 por ciento)


Pies de fotos


Foto comentario 1.-


Sembrar, como jugar
a la ruleta rusa
Pocas personas mantienen la labor en el campo en la preparación de las tierras para el siguiente ciclo agrícola. Ante la ausencia de lluvia, los campesinos analizan jugarse su inversión en un volado. Don Francisco, campesino de Xadani labra un terreno de cultivo que no es propio y que sobrevive por riego de pozo.


Foto comentario 2.-


El maíz, a precio de oro


En casa las consecuencias de la sequía se resienten en el encarecimiento de los alimentos hechos a base de maíz. Debido a la pérdida de cultivo el grano subió casi un cien por ciento en su precio.


Foto3.- Las calles quedaron desiertas como consecuencia de la migración por falta de agua


Foto4.- Un hilo de agua es un manantial en medio de la sequía extrema que vive Xadani.


Foto5.- El ganado en los huesos. Los campos desiertos de alimento


Foto6.- El sol cae con severidad sobre Xadani en donde sólo ha llovido en tres ocasiones en un año.
Foto 7.-
Pequeños buscan arrancar una gota a la llave de agua
Foto 8.-
El sol abrazador empaña la imagen.
Foto 9.-
El campo, estéril; las tierras, flacas.

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