Moz, de raza maltés, llegó a su nuevo hogar la noche de Navidad del 2018, cuando tenía un mes de nacido. Blanco, esponjoso como el algodón, después de su habitual baño parecía un leoncito.
En la nota del lunes pasado les comenté de tres conflictos que, pudiera juzgarse, no tienen conexión entre sí, más aquella de la manera en que mi patrón de búsqueda pudo sugerirme.
Cuando escribo artículos de esta índole, por regla general me queda un sabor amargo. Temo ofender a quienes de buena fe cursan o cursaron las mencionadas maestrías.