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Consultorio del Alma: Cuenta Conmigo | El Fofo y la vuelta a la Barbarie

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Foto(s): Cortesía
Redacción

Rafael Alfonso

Hace algunos días, un joven influencer fue detenido y presentado a las autoridades por hechos que sucedieron hace cosa de un mes. Aparentemente, a raíz de un incidente de tránsito vehicular, el citado influencer arremetió a golpes contra una señora que tenía edad suficiente para ser su madre. La mujer, que ni las manos metió, fue golpeada en el rostro varias veces antes de ser derribada y ya en el suelo del estacionamiento donde se llevaron a cabo los hechos, recibió patadas y más puñetazos. De todo ello hay constancia videográfica que las redes sociales se han encargado de viralizar.

La sonrisa

Las autoridades se vieron apremiadas a girar una orden de aprehensión contra el agresor. Al ejecutarse dicha orden, éste sonreía. A raíz de su detención, el celebrado influencer se convirtió en tendencia en las redes sociales, cosa que lo debió llenar de satisfacción, pues uno de los objetivos de los llamados “creadores de contenido”, es ser reconocido por el mayor número de personas posibles. Quizá eso explique el porqué de su sonrisa.

En otras ocasiones, este mismo personaje ha hecho gala de comportamientos que podrían tildarse de infantiles —por arbitrarios y caprichosos—, mismos que sube a sus redes sociales y por los cuales ha recibido una gran cantidad de likes de personas que los encuentran divertidos o emocionantes.

Además, ostenta una gran cantidad de recursos económicos que emplea en sus “travesuras”. Una de las más celebradas fue cerrar el tráfico en una importante vialidad de Guadalajara; el argumento para llevarla a cabo fue un simple: "Porque puedo”.

Es curioso cómo, una vez preso, el sujeto ha llorado de arrepentimiento, ha ofrecido hincarse y dejarse golpear por las mujeres ahí presentes para pedir perdón. Ambos actos, de carácter simbólico, son considerados por el influencer como equiparables al daño causado. Sin embargo, podemos advertir que quien infringe la ley no puede ser quien proponga el castigo. 

Podemos suponer que la propuesta del Fofo proviene de que el Yo se ha percatado de la realidad que le espera y no de una toma de consciencia o de asumir las consecuencias de haber golpeado a una mujer que no pudo defenderse ante su agresividad.

Civilización contra barbarie

El tratamiento mediático que el mismo personaje se ha procurado, nos permite ilustrar a qué nos referimos cuando señalamos la diferencia entre civilización y barbarie.

El creador del Psicoanálisis, Sigmund Freud, nos mostró que los impulsos agresivos que nos despiertan nuestros congéneres deben ser domeñados, y que los seres humanos instituyeron, en principio, tabúes que en todo el mundo les han permitido desarrollar relaciones más armónicas.

Estos tabúes, entre ellos el de no matar, dieron paso a mandamientos y después a leyes. Ha llevado milenios regular y sublimar nuestros instintos agresivos, pero a cambio de no dar rienda suelta a nuestros impulsos, hemos ganado la civilización, con múltiples instituciones y una relativa seguridad de que vivimos al amparo de la ley.

Actitudes como las del influencer citado son guiños a un estado de cosas donde impera la ley del más fuerte. De generalizarse esta situación, el futuro de la humanidad solo apunta en una dirección: la vuelta a la barbarie.

¿Quieres saber más? Pide informes a los teléfonos 951 244 7006/ 951 132 85 34 y ¡Hazte escuchar por un psicoanalista del INEIP A.C.! Síguenos en Facebook: Instituto de Estudios e Investigación Psicoanalítica A.C.-INEIP.
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