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Consultorio del alma: cuenta conmigo | A cien años de “El yo y el ello”, un texto poco comprendido

Sigmund-Freud
Foto(s): Cortesía
Redacción

Por Alejandro José Ortiz Sampablo

En abril pasado, cumplió 100 años la publicación de uno de los escritos de Sigmund Freud, “El yo y el ello”. Para quienes nos interesamos en el Psicoanálisis en sus dos vertientes, la científica y terapéutica, resulta imprescindible alcanzar una comprensión plena de dicho texto, pues de no ser así, estaremos condenando a nuestros pacientes a una imprecisa dirección del tratamiento.

Conocimientos necesarios para la lectura de Freud

 “El yo y el ello” es uno de los textos freudianos que marca un antes y un después dentro de la teoría psicoanalítica y, aunque esto puede adjudicarse a otros escritos del creador del Psicoanálisis, éste tiene virtudes que vale la pena resaltar. En él, Freud deja traslucir el amplio conocimiento que tenía de otros campos del saber y se vale de términos que el lector no habrá de tomarse a la ligera; de ser así, no pasará de hacer una lectura de buró y corre el riesgo de tergiversar el diagrama de la vida anímica que el autor propone.

En el día a día, no falta quien me solicite le sugiera un texto para conocer un poco del Psicoanálisis. Por regla general, los desaliento a que lean a Freud en solitario, pues al paso de los años he encontrado un sin número de personas, entre ellas lamentablemente algunos que se ostentan como psicoanalistas, perturbados por dicha lectura —basta con prestar atención a su discurso y comportamiento para percatarse de ello— o con ideas alejadas de las premisas desarrolladas por el creador del Psicoanálisis. De ahí derivan, entre otros malentendidos, tantos mitos negativos acerca de Sigmund Freud y de su ciencia.

Dos paradigmas de la ciencia necesarios para la comprensión del Psicoanálisis

En “El yo y el ello” convergen dos paradigmas de la ciencia. El modelo mecanicista, que tuvo plena vigencia en los siglos XVII, XVIII y XIX, el cual favoreció el surgimiento de las más elaboradas herramientas matemáticas y brindó una clara estructura de pensamiento para el estudio del mundo de los fenómenos físicos. El aprovechamiento en el área de la Física de este modelo, permeó en otras áreas del saber como la Economía, la Biología, la Sociología y por supuesto, Freud se auxilió de él, para forjar la teoría de su aparato anímico.

En el siglo XIX, en un ambiente donde el avance de la ciencia exigía nuevas respuestas y la industrialización demandaba otra organización social, surgió el Positivismo. 

Paradigma que se fundamentó en dar preponderancia a hechos observables, niega cualquier explicación teológica o metafísica y los fenómenos deben ser medibles y cuantificables, por lo que son posibles objetos de investigación, a tal punto de propiciar la creación de leyes que hacen posible la previsión y la acción humana sobre la naturaleza.

En otras palabras, el Positivismo plantea un determinismo científico y social, al estudiar las relaciones que establecen unos fenómenos con otros.

Continuará el próximo sábado…

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