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Chica atropella con autobús a peatones por venganza contra su familia

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Foto(s): Cortesía
Alejandra López Martínez

Agencias

La existencia de Olga Hepnarová es la historia de una chica hermosa y triste que se convirtió en asesina en masa, en venganza contra su familia y la sociedad.

El 10 de julio de 1973, atropelló con un camión y causó la muerte a ocho transeúntes en las calles de la ciudad de Praga, en la República Checa. Ese mismo día fue detenida.

Tras ser juzgada por el multihomicidio, fue ejecutada por ahorcamiento en la prisión de Pankrác el 12 de marzo de 1975.

Debido a este terrible acto, fue la última mujer en recibir la pena de muerte en la horca en ese país.

La masacre la anunció en una carta enviada a dos periódicos, pero la misiva tardó mucho en llegar a su destino.

La vida familiar de Olga

Olga nació el 30 de junio de 1951 en Praga, su padre era un empleado de banco y su madre dentista. Su niñez fue normal pero más tarde desarrolló problemas psiquiátricos y en 1964, con tan solo 13 años, intentó suicidarse ingiriendo medicamentos, por lo que pasó un año en un hospital psiquiátrico.

Cuando fue dada de alta, comenzó a trabajar como camarera y dependienta de tienda pero debido a su carácter, el estar rodeada de gente la hacía sentir mal razón por la cual optó por sacarse el carnet de conducir y fue así como terminó siendo conductora de camión.

En un principio, los psicólogos pensaron que Olga había actuado en un ataque de histeria pero en poco tiempo se percataron de que la joven no mostraba arrepentimiento y que cada uno de sus movimientos había estado perfectamente planeado.

Resulta que Olga había hecho, previamente, el recorrido con otro camión sin embargo, en esa ocasión no actuó debido a que había poca gente en la parada.

Además, antes de cometer el crimen, la joven mandó cartas a 2 periódicos explicando sus motivos.

Atropellamiento masivo

Olga Hepnarová era una joven checoslovaca quien el 10 de julio 1973, con apenas 22 años de edad, manejó un camión hacia un grupo de 25 personas en una parada del tranvía en una calle de Praga y terminó con la vida de 8 de ellas, cifra mucho menor a la que ella hubiera deseado.

Tres personas murieron de inmediato, tres más murieron más tarde el mismo día y dos en un par de días (todos tenían entre 60 a 79). Seis fueron gravemente heridos, seis ligeramente heridos.

Antes del asesinato envió una carta a dos periódicos (Svobodné slovo y Mladý Svět) que explica su acción como venganza por todo el odio contra ella por su familia y el mundo. Debido a la lentitud del sistema postal se recibió la carta dos días después del asesinato. Ella había planeado la venganza contra la sociedad en su cabeza durante mucho tiempo y se incluyen ideas de descarrilar un tren o una explosión.

Durante la investigación, Hepnarová confirmó que su intención era matar a tantas personas como sea posible y no expresó ningún remordimiento.

Los expertos en psicología la encontraron totalmente consciente de sus actos. Ella planeó sus acciones, mientras consideraba una pendiente que lleva a la parada. Eso le permitió ganar velocidad como un arma máxima de muerte. La colisión fue su segundo intento, cuando sintió que no había suficientes personas en su primera carrera.

Dictan sentencia en su contra

El 6 de abril de 1974, fue condenada por asesinato a muerte por el Tribunal de la ciudad. La sentencia fue confirmada por los tribunales de instancia superior y el Tribunal Supremo recalificado la sentencia a un acto público con la misma pena confirmada.

Después de varios exámenes psiquiátricos se consideró penalmente responsable de sus acciones. El primer ministro Lubomír Štrougal negó la petición de perdón.

La ejecución tuvo lugar el 12 de marzo de 1975 en la prisión de Pankrác en Praga. Ella fue la última mujer ejecutada en Checoslovaquia.

De acuerdo con el verdugo, según lo registrado por el escritor Bohumil Hrabal, justo antes de la ejecución Hepnarová se desmayó y tuvo que ser arrastrada a la horca.

El verdugo de Hepnarová, años más tarde, admitió que tuvo que dejar su trabajo, al sentir que ella hizo su trabajo nauseabundo (ella luchó, vomitó y se defecó a sí misma antes de ser colgada). La fiabilidad de esta historia, sin embargo, es puesta en entredicho por el autor de una página web dedicada a Hepnarová, ya que no existe ninguna mención a estos incidentes en el informe oficial de su ejecución.

El recuerdo de la multihomicida

La historia de Olga Hepnarová es el centro de una nueva película titulada «I, Olga Hepnarová», dirigida por Tomás Weinreb y Petr Kazda, quienes se adentraron en la historia de la asesina y presentaron una versión subjetiva de lo que la orilló a cometer su famoso crimen.

Se sabía poco de la vida de Olga previo al lanzamiento de esta cinta, pero fue lo suficiente como para inspirar más intriga sobre lo que sucedía en su mente al momento de conducir ese camión.

Los psicólogos al principio pensaron que era un ataque de histeria, pero el miedo creció cuando se dieron cuenta de que Olga no mostraba arrepentimiento y que cada uno de sus movimientos había estado perfectamente planeado. La joven había hecho el recorrido con otro camión previamente pero no lo llevó a cabo porque no había tantas personas como lo deseaba y además, mandó cartas a dos periódicos antes de cometer el crimen explicando sus motivos, pero llegaron tarde un par de días por un problema con el servicio postal.

La carta decía: «Soy una solitaria. Una mujer destruida. Una mujer destruida por las personas… Tengo una elección: matarme o matar a otros. Elijo retribuir a quien me odia. Sería muy fácil irme de este mundo como una víctima suicida desconocida. La sociedad es demasiado indiferente, con toda razón. Mi veredicto es yo, Olga Hepnarová, la víctima de su bestialidad, los sentencio a muerte.»

Esa última frase inspira el título de la película que tuvo excelente recepción en el Festival Internacional de Cine de Berlín por su trabajo cinematográfico -al mostrar la historia en blanco y negro- y por la actuación de Michalina Olszanska, quien encarna a la asesina con la peligrosa ternura y genialidad que sólo la juventud puede enganchar, se acerca al papel con el mismo miedo que tuvieron los cineastas al contactar a los conocidos de Olga, quien tenía 23 al momento de su muerte.

Las historias que rescataron los directores les permitieron expandir junto con licencia dramática el trasfondo del asesinato. En su carta Olga deja muy claro que su venganza es contra la sociedad en general y se rehusó a aceptar ser olvidada como una suicida cualquiera así que decidió atacar, pero ¿qué le pasó para llegar a ese nivel?

La versión que nos presentan los directores checos detallan cómo sus padres la ignoraron durante su niñez, cómo a los 13 años decidió suicidarse pero fracasó y terminó en un hospital psiquiátrico donde sus pobres relaciones personales la separaron mucho más de un universo que ella percibía como algo ajeno a su existencia.

 

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