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Mamíferas salvajes de Oaxaca vuelve la maternidad en crianza colectiva

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Foto(s): Citlalli López Velázquez
Citlalli López Velázquez

Criar en colectividad es tener una familia elegida, tejer una red de apoyo y generar un espacio de contención con soportes emocionales para las madres y las infancias. Esa es la apuesta de Mamíferas Salvajes, colectiva oaxaqueña impulsada por Anäa Duu y Yuritzy, dos madres autónomas que desde un enfoque feminista buscan transformar la maternidad solitaria y sobrecargada en una experiencia de aprendizaje compartido.

“Mamíferas Salvajes" busca ser un espacio de acompañamiento entre madres e infancias. El concepto nace a partir de esta idea de regresar a la parte más instintiva, volvernos una colectividad y conectar con nosotras, aprender en conjunto, escuchar y respetar nuestras opiniones y sentimientos”, explica Yuritzy Rodríguez Galicia, de profesión partera y formación antropóloga.

La crianza colectiva no es un concepto nuevo -señala- es una práctica que se ha perdido en las zonas urbanas, pero que aún se encuentra arraigada en las localidades indígenas y rurales en donde las tías, las abuelas, las hermanas y las primas, sostienen este lazo de responsabilidad compartida y son columna emocional.

“Antes no existía esto de la familia nuclear, eran colectividades que criaban juntas. Tú vas a las comunidades y te das cuenta; todos se hacen cargo de los niños: la abuela, la tía. Es parte de la comunidad. Nunca te quedas aislada a diferencia de la ciudad en donde es la mamá la que se hace cargo totalmente de las infancias. Realmente eso es un peso muy grande”.

 

 

La idea de Mamíferas Salvajes nació hace un par de meses. Yuritzy vivía en un momento límite en su maternidad, entre sentimientos diversos que iban desde la culpa, la tristeza y el agobio. 

Yuritzy como muchas de las mujeres mexicanas pasan 64% de sus horas realizando labores del hogar o de cuidados, lo que suma 40 horas semanales per cápita, es decir, casi un trabajo de tiempo completo (de 48 horas a la semana), según la Cuenta Satélite del Trabajo no Remunerado del Inegi.

“Recuerdo que le dije a Anää cómo me sentía, porque como madre autónoma a veces nos quedamos sin chamba y hay que decidir entre si compras papel de baño o compras frijoles. Me sentía abrumada”, recuerda.

La escucha activa fue para ella como una medicina a las que muchas mujeres podrían tener acceso a través de Mamíferas Salvajes en un espacio seguro para dialogar sobre la crianza, reflexionar respecto de la maternidad sin romanticismo, sincerarse de las emociones que les provoca la sobrecarga de trabajo y plantearse como red de apoyo mutuo.

El concepto también integra a las infancias en distintos talleres. Por desgracia -señaló- no existen espacios para maternidad e infancias, o son espacios para adultos en donde las niñas y los niños no son bien recibidas o son espacios para infancias en donde las mamás sólo son espectadoras.

“La idea es que nos podamos encontrar, hablar de la crianza, de qué es ser mamá para nosotras, qué nos hace falta y sobre todo no sentirnos solas. Nuestras herramientas son la escucha activa, la crianza colectiva, encontrarnos con las infancias y que ellos jueguen para hacer tribu, que es lo que hace al final una manada de mamíferas. La idea y la apuesta es que, aunque estemos en una zona urbana podamos criar entre todas y acompañarnos en situaciones difíciles”.

 

 

Maternidad, una labor agobiante

Hablar de maternidad, considera Anäa Duu Jiménez Martínez, es una experiencia personal en donde los obstáculos y retos son distintos en todos los casos, sin embargo, en el diálogo e intercambio de ideas con otras mamás, coinciden en señalar que la labor es agotadora, agobiante y las hace sentirse solas. 

“En esta sociedad patriarcal hay un peso muy fuerte sobre nosotras. Nos ordenan de muchas formas como es una mamá ideal: la que no se cansa, la que no llora, la que no se queja y no descansa”, afirma. Esas cargas de trabajo de “mamá ideal” se reflejan incluso en datos, tan solo en 2021 las mujeres aportaron 40 horas a la semana al trabajo no remunerado en comparación con 15.9 horas a la semana que dedican los hombres.

Anäa Duu tiene 29 años, es madre de un bebé de 1 año y otro de 8 años. Ella estudió hasta el séptimo semestre de la licenciatura en Educación Especial, la cual tuvo que truncar por su maternidad. Con su segundo embarazo hizo una nueva pausa ahora en su vida laboral. Es madre autónoma y actualmente se dedica al cuidado de sus hijos y trabajo de manera independiente. 

Su sueño es ejercer su profesión, por algunos momentos ve su objetivo lejano, pero el poder dialogar y compartir con otras mujeres sus sentires y pensares, le ha devuelto el ánimo para lograrlo. 

 

Crianza colectiva acción de resistencia 

La crianza colectiva, afirma la presidenta del Grupo de Estudios Sobre la Mujer Rosario Castellanos (GESMujer), Rosario Martínez, es un acto de resistencia al sistema patriarcal porque es un proceso que busca vivir sin imposiciones y sin los roles que “nos tocan a las mujeres”. La crianza colectiva procura la generación de redes con otras personas. “Se plantea como una reivindicación individual y aunque es individual se vuelve un tema público”. 

Para la especialista en temas de género sostiene que lo anterior propicia un ambiente sano para las mujeres quienes en su mayoría viven la maternidad desde la culpa porque se les repite una y otra vez que es su responsabilidad y que se debe asumir con abnegación, sumisión y sacrificio.

 “Entonces salirnos de eso nos da la posibilidad de seguirnos desarrollando en los distintos espacios: académico y laboral, incluso en la casa porque tenemos derecho al descanso”.

Además del impacto negativo a nivel emocional, la maternidad en solitario conlleva otras consecuencias a nivel de la salud, en donde el 70 por ciento de las madres trabajadoras sufren estrés crónico por la sobrecarga a la que se enfrentan, según datos del Instituto Mexicano del Seguro Social.

 

 

Sobrecarga de trabajo en cifras

Tareas domésticas, de crianza y cuidado

73% la realizan las mujeres

27% hombres

Horas semanales dedicadas al trabajo no remunerado

40 horas mujeres

15.9 horas hombres

 

“Antes no existía esto de la familia nuclear, eran colectividades que criaban juntas. Tú vas a las comunidades y te das cuenta; todos se hacen cargo de los niños: la abuela, la tía. Es parte de la comunidad".

Yuritzy Rodríguez Galicia, partera y antropóloga

 

“En esta sociedad patriarcal hay un peso muy fuerte sobre nosotras. Nos ordenan de muchas formas como es una mamá ideal: la que no se cansa, la que no llora, la que no se queja y no descansa”.

 Anäa Duu Jiménez Martínez, integrante de Mamíferas Salvajes

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