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La máquina, el taller en Oaxaca que preserva la litografía

maquina
Foto(s): Cortesía
Aleyda Ríos

La historia de una máquina de litografía a punto de ser llevada a la fundición, perdura gracias al amor por el proceso artesanal que el talento oaxaqueño dedica al arte de la impresión, un mundo con mucha presencia en la entidad. 


El Taller La Máquina se ubica en el centro histórico de Oaxaca, frente al jardín “El Pañuelito”, Francisco Limón, director del taller, cuenta que la prensa con la que trabajan día con día el proceso de litografía fue un regalo de alguien que ya no sabía qué hacer con ella.

Estaba de visita en París, yo vivía en Tailandia y me contaron de una máquina en un suburbio que era de un impresor que ya no la usaba, entonces me dijo ‘te la llevas o si no esa máquina se va a la fundición”, narra Francisco Limón.

En entrevista para NOTICIAS, cuenta que mientras visitaba otros países comenzó a conocer artistas entre los que estaban Francisco Toledo y grandes míticos de la impresión, y fue ahí donde escuchó sobre la máquina, que existe desde 1909. 

 

Don Limón aceptó quedarse con la máquina y enviarla a Oaxaca para darle un uso adecuado. La prensa finalmente quedó en la antigua casa del pintor Rodolfo Morales, que después de algunos años, se convirtió en lo que hoy se conoce como “La Máquina”.

 

La labor del taller

Habría empezado como un lugar donde artistas emergentes acudirían para marcar en papel alguna obras, haciendo uso de la prensa para tener un resultado inigualable. 

“La mayoría de las prensas de litografía son antiguas, estamos hablando de procesos de impresión muy largos”, explica Andrés Santiago, miembro del taller. 

El amor al proceso artesanal y a la lucha por mantener el arte en Oaxaca, son las razones que los han impulsado a crecer desde hace cinco años.

“Es un taller donde puede entrar la gente a ver a los artistas trabajando; nosotros explicamos los procesos, esa es básicamente la idea”, detalla Polo Vallejo, tallerista de La Máquina.

Artistas de distintas partes del mundo acuden al taller para plasmar sus obras en papel para formar parte de alguna exhibición o la misma que se expone en la galería con la que cuentan en la casa. 

“La litografía es la primera forma de reproducción a color y es una técnica muy recuperada por los artistas, hoy en día ya ni siquiera hay tanto offset. Es un método que da resultados que gustan, es algo casi romántico”, explica Francisco Limón.

El taller funge al mismo tiempo como restaurante y eso ayuda, junto con la venta de obras, a seguir comprando insumos para mantener funcionando la máquina. 

 

¿Cómo funciona La Máquina?

Es preciso entender que la litografía es un proceso de impresión de naturaleza química en el que se utiliza agua junto con sustancias grasas u oleosas que se repelen mutuamente, pero el elemento protagonista es la piedra. 

La palabra Litografía deriva del griego y se divide en dos términos: lithos, que significa piedra, y ghafhé, que significa escritura.

Se dice que este procedimiento se creó por el alemán Aloys Senefelder por primera vez en 1796 de manera accidental, cuando buscaba una forma de plasmar sus piezas musicales. 

“La única manera en la que la litografía ha trascendido es llevando los resultados a las galerías, siendo un objeto de arte, entonces esa es la razón por la que ello pervive, esa es la importancia de la labor que se hace en este taller”, explica el caricaturista Darío Castillejos. 

Este proceso de impresión hoy en día se utiliza meramente por el amor al arte, pues otros métodos como el offset, han remplazado su mecanismo, por lo mismo que el poder hacer uso de la prensa no es del todo económico. 

 

Para lograr la impresión en la máquina se requiere de piedra calcárea que se extrae de las canteras; está compuesta por carbonato de calcio y funciona también como una plancha, una vez que el artista haya plasmado su obra sobre esta. 

“Los artistas dibujan sobre la piedra, son unas piedras alemanas, lo que hacemos es preparar la piedra a los artistas, dibujan sobre la piedra con materiales grasos y todo lo que dibujan, pensándolo en espejo para que así salga la imagen”, explica Polo.

Invitan a visitar

El Taller La Máquina recibe a los amantes del arte, turistas, estudiantes y artistas, por lo que se encuentra abierto al público la mayor parte del día. 

“Siempre hay gente que pasa, nos ve, entra, hay constantes visitas, hasta nos preguntan qué día vamos a imprimir para que puedan ver funcionando la máquina”, comparte Andrés.

Cada integrante del equipo afirma que cualquier persona con una idea para ser plasmada en papel, es capaz de llegar y compartir de su tiempo para trabajar en conjunto. El trabajo en equipo y la apertura de su trabajo los ha ayudado a colaborar con muchos artistas. 

“La idea del taller es que esté abierto para que la gente vea cómo se hace una impresión, cómo se hace una litografía, entonces los artistas vienen, dejan parte de su obra, que es la que comercializamos para comprar papel, tintas, todos los insumos. Entonces la gente entra, ve, todo es sobre papel, este espacio está totalmente dedicado a las artes gráficas”, finaliza Limón.

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