Pasar al contenido principal
x

El año de Damián Ortega, galardonado con el Zurich Art Prize 2023

damian_ortega
Foto(s): Cortesía
Redacción

Agencia Reforma

CIUDAD DE MÉXICO.-Se encuentre donde se encuentre, Damián Ortega no dejará de ser nunca un artista eminentemente chilango. El caos creativo de su estudio, en puntilloso orden dentro de su desorden esencial, así lo hace saber. 

"Aquí siempre he hecho todo", celebra, sentado en un sillón del segundo piso de una casa en el Centro de Tlalpan, que, tras vivir en ella a finales de sus veinte, decidió convertir en su centro de trabajo.

"Es increíble, porque yo digo que es muy chilango eso de no tener unas condiciones ideales para tener un negocio", apunta con humor.

Ortega (Ciudad de México, 1967), galardonado con el Zurich Art Prize 2023, es uno de los artistas más exitosos de su generación a nivel internacional, y su estudio no sólo es un taller multiusos, sino un pequeño museo para quienes están familiarizados con su trayectoria.

En la planta alta, por ejemplo, en una vitrina en un sitio protagónico, exhibe un rizoma de jengibre, de intrigante forma humanoide, intervenido con patas de juguete y unas pistolas de plástico. 

Esta obra remite a las que Ortega presentara en la mítica exposición colectiva Economía de mercado (1999), en el Mercado de Medellín, y que fungió como inicio, entre verduras, frutas y juguetes, de la galería Kurimanzutto.

Han pasado casi 25 años desde esa muestra inaugural, y ahora, por fin, un museo institucional mexicano, el Museo de Arte Contemporáneo de Monterrey (Marco), ha dado luz verde para una retrospectiva de su obra. 

"Taiyana Pimentel, la directora del Marco, tuvo una idea de algo que había sido un rezago, podría decir, histórico, de que no se había invitado a los artistas ya no jóvenes, sino contemporáneos, para incluir a una nueva generación dentro de los museos", explica, acostumbrado todavía a hablar en colectivo. 

Como parte de la generación nacida a través del Taller del Viernes, que incluía, entre otros, a Gabriel Orozco, Gabriel Kuri, Abraham Cruzvillegas y a Dr. Lakra, Ortega ya planea, para julio y agosto, esta exposición para la que también creará obra nueva y hará revaluaciones de sus trabajos anteriores. 

"Es importante no sólo tener la retrospectiva, sino hacer cosas nuevas, porque también, si no, se hace uno como viejito de tener este espacio de reconocimiento; también es importante seguir generando", explica. 

Su estudio chilango de Tlalpan, por ahora, está poblado por las primeras piezas de una nueva versión de su serie 120 días, en la que, apoyado por artistas italianos de vidrio soplado, produjo 120 variaciones de una botella de Coca-Cola, estrafalariamente deformadas y reinterpretadas, pero siempre reconocibles. 

"La idea es que el cuerpo, la forma de la botella, siempre se ha asociado con un cuerpo femenino, entonces como un cuerpo estandarizado, único, ideal, pero justo ahora traducirá a una experiencia totalmente específica, alguien más gordo, más chaparro, más alto, más huesudo, más nalgón, y justo jugar con esas variables", reflexiona. 

Para la retrospectiva en el Marco, el artista está retrabajando la serie junto con dos artesanos mexicanos, para hacer las variaciones de las botellas, ahora, con cerámica.

"Nos lleva a un viaje loquísimo por todas las referencias históricas que hay con la cerámica, desde la precolombina hasta la contemporánea, la popular, etcétera", pondera. 

Para ello, el estudio de Ortega, que se ha visto transformado innumerables veces por los muy diversos proyectos, ahora se halla convertido en un taller tradicional de cerámica.

Así arranca un año en el que el artista no sólo mirará su trayectoria hacia atrás, sino que ideará una exposición completamente nueva tras ganar un prestigioso premio internacional.

 

 

 

Noticias ¡Cerca de ti!

Conoce los servicios publicitarios que impulsarán tu marca a otro nivel.