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Pese a jaloneos y reclamos, el auditorio lució lleno

Foto(s): Cortesía
Redacción

Y la fiesta lució en su esplendor, a pesar de los bloqueos del magisterio estatal. A las 10:00 horas en punto, inició la penúltima de cuatro presentaciones de la edición 2016 de la Guelaguetza.


Abajo, los gritos, jaloneos, reclamos de turistas y oaxaqueños que anhelaban subir al auditorio del cerro del Fortín vencieron a grupos de la Sección 22 que pretendieron impedir la fiesta. Pero fue mayor el ánimo de convivencia y hermandad.


Al ceremonioso paso de la costeña Leticia María Reyes Salinas, Diosa Centéotl 2016, para cruzar el estrado y situarse al lado de las autoridades en el palco B, siguió la Chirimía de San Sebastián, localidad del municipio de Ocotlán de Morelos.


En seguida la algarabía con la primera presentación de la octava del Lunes del Cerro, las Chinas oaxaqueñas, de los Valles Centrales. Fiesta multicolor entre canastos adornados con flores, amplias faldas al aire, listones y colores en bellos rostros. Marmotas, juegos pirotécnicos, calenda, el cierre de ellas y ellos.


Oaxaca.- En la edición 84 de la Guelaguetza, continuó la Cuenca del Papaloapan, con Santiago Jocotepec, que presentó su baile La compañera del chinanteco, cultura y tradiciones de ese pueblo de la parte norte de la entidad.


Rituales mazatecos de la región Cañada, con San Jerónimo Tecóatl, que dio a conocer su Bautizo mazateco y Lavada de Manos, además de los sones tecoaltecos.


Poco entusiasmo hasta entonces por parte del público, que alrededor de las 11:00 horas ya prácticamente abarrotó los más de 11 mil lugares en el auditorio ubicado en el cerro del Fortín, cubierto totalmente y bajo un fresco clima.


La Heroica Ciudad de Tlaxiaco representó a la región Mixteca con sus sones y jarabes y la clásica Canción Mixteca, aunque no logró superar la presentación de Huajuapan de León, la semana pasada; sombreros al aire, al ritmo de “Que lejos estoy, del suelo donde he nacido...”.


Aún no arrancaba la algarabía del público. Entró luego San Pedro Ixcatlán con su Na´ Puta ChichI, para dar paso a los serranos de San Melchor Betaza.


Las ovaciones después del mediodía arrancaron con la Danza de la Pluma de San Jerónimo Tlacochahuaya, comunidad zapoteca del distrito de Tlacolula, que llevó lo mismo a sus pajes, niñas al estilo Malinche, que al denominado campa, hombre de disfraz que intenta asustar a los invitados.


También zapoteca, pero del distrito de Etla, Santo Tomás Mazaltepec, con su Fandango, pausa en el jolgorio que revivió con San Juan Bautista Tuxtepec.


Las 36 bailarinas de la coreografía más alegre de todas las delegaciones emocionó a miles y levantó alaridos al ritmo de la fila que cruzaba como una sola toda la rotonda.


Al grito de “¡Ya llegaron los de Ejutla!”, entró la delegación de Ejutla de Crespo, con hombres vestidos de manta y mujeres con amplias y coloridas faldas; el Jarabe ejuteco” y los pícaros versos arrancaron también aplausos.


Un tono menos alegre pero más cadencioso y elegante el de las mujeres del Istmo de Tehuantepec, representadas por Juchitán de Zaragoza, que ofrecieron una tradicional vela, ataviadas con indumentaria de gala, con coloridos bordados.


Las dos últimas delegaciones, costeñas, fueron San Pedro Pochutla y Santa Catarina Juquila, también con sus pícaros versos; coloridas y chillantes faldas y el zapateo sobre el pavimento del círculo de baile.


Un hasta pronto, con todas las representaciones reunidas en el centro del magno auditorio, se escuchó a eso de las 13:15 horas, cuando culminó la penúltima de las presentaciones de la Guelaguetza 2016, que se vivió entre algunas incomodidades para los visitantes, y que incluyó el traslado en patrullas policiacas convertidas en taxis. Saldo blanco, el reporte final después de cuatro horas de tensión y de amagos de la Sección 22, que al final no cumplió su cometido de impedir el paso a los asistentes.

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