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No es una bomba

Foto(s): Cortesía
Agencia Reforma

CIUDAD DE MÉXICO.- Parece irreal, pero aún en pleno 2016 es necesario sortear toda clase de obstáculos al viajar: retrasos de vuelos, límites de peso, equipaje perdido y filtros de seguridad. Así, con el mercado de  viajeros desesperados en mente, han surgido dispositivos de rastreo, candados súper seguros y, ¿por qué no?, una maleta inteligente llamada Bluesmart.


El equipaje smart, que me llevé recientemente en un viaje, cuenta con las medidas exactas para llevarla siempre como equipaje de mano y, de entrada, solucionó una de esas grandes preguntas que me asaltan al empacar: "¿ya me habré pasado del peso permitido?".


Bluesmart tiene báscula integrada y se conecta al smartphone vía Bluetooth. Cuando terminé de poner mi ropa y zapatos, cerré la maleta y la levanté de manera completamente vertical, la aplicación móvil de la compañía me mostró el peso de mi equipaje que fue de menos de 10 kilogramos.


Otra de las ventajas, para los despistados como yo, es la comodidad de despreocuparte de perderla, dejarla olvidada o que alguien decida robarla pues en cuanto te alejas más de 8 metros de ella, recibes una notificación en el teléfono para indicarte que la Bluesmart se encuentra lejos.


En caso de que se desconecten el smartphone y la maleta, ésta pone automáticamente el seguro del broche para que nadie pueda abrirla. Para desbloquearla de nuevo, basta con acercarse o utilizar la app.


Cuando pasé por el área de seguridad del aeropuerto, el sistema de la maleta dejó impresionado a un agente, que me pidió abrirla luego de que en el escáner de rayos X  le llamara de atención, y no de una buena manera: a simple vista parecía que la maleta tenía un dispositivo electrónico integrado.


El agente quitó el fondo del equipaje  para analizar lo que le parecía un bulto sospechoso (lo admito, tuve miedo), e incluso llamó a uno de sus compañeros para tener una segunda opinión. Cinco minutos después, entre risas, me dejaron ir con la explicación de que era la primera vez de que veían una maleta de ese tipo.


Una vez que estuve en la sala de espera, me olvidé de buscar uno de los clásicos kioscos con enchufes y permanecer de pie, esperando a que se recargara la batería de mi teléfono, ya que la Bluesmart integra una batería interna de 10,400 mAh y dos puertos USB. Sólo guardé mi dispositivo en la bolsa frontal de la maleta, donde lo dejé conectado para que se cargara, mientras hacía tiempo y paseaba por las tiendas del aeropuerto.


Además, si eres de los que tiene miedo de que su maleta se extravíe luego de documentarla, la BlueSmart tiene una tarjeta SIM y un sistema de ubicación GPS para localizarla a través de la app, siempre que tenga batería y que realice una actualización de su ubicación. Por fortuna, yo no perdí mi maleta, pero esta medida de seguridad no está de más.


Algo que no terminó por convencerme es la capacidad de la Bluesmart.  Aún cuando funciona perfectamente como una maleta para subir a la cabina del avión, su batería integrada y el sistema del seguro electrónico restan un poco de espacio.


Eso sí, las funciones que integra la vuelven una gran opción para los viajeros frecuentes que quieran enfrentarse a los aeropuertos, con un poco de ventaja.


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