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Horas de terror y angustia inunda a familias al enfermar de COVID-19

Foto(s): Cortesía
Giovanna Martínez

En la actualidad, enfermarse en el núcleo de una familia con personas vulnerables, es el terror de los más angustiantes, asegura Elizabeth Ramos, quien hace poco cayó en cama por escalofríos, fiebre y dolor de cuerpo. 


Era vísperas de Navidad, cuando tuvo estos síntomas, imaginó lo peor; inmediatamente acudió al doctor, quien le indicó que tenía que hacerse una prueba de COVID, pero no aquellas pruebas rápidas de farmacia, sino la prueba PCR para estar seguros. 


“Me dijo que el COVID-19 se manifiesta de diferentes maneras, que no necesariamente tenía que tener dolor de garganta, pero que para estar seguros, mejor me hiciera la prueba, ya que yo vivo con mi mamá y abuela, que son personas vulnerables”.


Elizabeth llamó a un laboratorio de la ciudad de Oaxaca, y le indicaron que una persona acudiría a su domicilio a tomarle la prueba, además de hacerle otros estudios, por lo que en total pagó tres mil pesos. 


En casa


Elizabeth Ramos tuvo que cambiar la rutina que tenía en su casa, no salía de su habitación y trataba de mantenerse lejos de sus familiares; su hijo de 8 años, acostumbrado a abrazarla, tuvo que dejar de hacerlo y dormir en habitaciones separadas. 


Ella recuerda que no pudo dormir durante dos días y trataba de recapitular los últimos cinco días y todo lo que había hecho para tratar de saber dónde se había infectado- si la prueba daba resultado positivo-.


Al cabo de 72 horas, el laboratorio se comunicó para darle el resultado; mientras, había planeado no convivir con su familia en Nochebuena y quedarse resguardada en su cuarto. No tenía COVID, sus síntomas eran resultado del Dengue.



¿Dónde me contagié? 


La familia Carreño Méndez tuvo una mala experiencia con la COVID-19; tres de sus miembros tuvieron la enfermedad, uno fue asintomático, el otro tuvo complicaciones, pero las superó conforme pasaron los días y otro más estuvo en cama con oxígeno y medicamentos. 


La agonía de la familia comenzó en enero, cuando después de regresar de un viaje al Istmo de Tehuantepec, manifestaron síntomas; el hijo de 20 años no tuvo síntomas, solo tuvo pérdida de olfato y gusto. La madre, de 58 años, tuvo dolor de garganta, fiebre y complicaciones respiratorias leves. Pero el padre de 61 y quien además padece de diabetes, estuvo en cama y requirió oxígeno. 



Ninguno de ellos se hizo una prueba de laboratorio, pero sabían que era el virus SARS-CoV-2 por los síntomas. 


Esos días fueron de los más angustiantes para la familia, entre desvelos, cansancio y frustración; “tener a tu padre en cama, que no quiere comer, que se deprime por su estado y además de no saber cuándo se va a estabilizar, es realmente doloroso”, expresó Luis. 


Ninguno de los padres de Luis quiso ir a un hospital; “decían que ahí se iban a morir y que aguantarían en casa lo más que pudieran”.


Los gastos económicos, asegura, fueron incalculables, pues requirieron de un tanque de oxígeno, un oxímetro y medicamentos. 


“No pensé que nos fuera a suceder esto, tanto tiempo cuidándonos y realmente no sabemos dónde nos contagiamos; la verdad, no tenemos idea cuándo fue, pero no se lo deseamos a nadie, fue una experiencia horrible y estresante”.


La pandemia interminable 


Las cifras en Oaxaca hasta el 18 de enero, contabilizaban 2,293 muertes y 31 mil 596 casos confirmados por el coronavirus, de acuerdo con los Servicios de Salud.



En tanto, la Secretaría de Salud federal reportó que México alcanzó el registro de 141 mil 248 defunciones y un acumulado de un millón 649 mil 502 casos confirmados, de los cuales 85 mil 249 contagios siguen activos.


Para muchos, la pandemia “va para largo”, a pesar de la llegada de la vacuna de Pfizer, ya que entre familias cercanas, lejanas y amistades, los contagios continúan. 


“No hay un día que no sepa del contagio de una persona, ya sea entre familiares lejanos o amigos mediante redes sociales, donde muchos piden ayuda para rentar un tanque de oxígeno”, asegura Luis. “Esto va a seguir y lo que nos queda es extremar precauciones”, finaliza. 


 


31,596


casos de COVID-19 acumula el estado de Oaxaca


2,293


personas han fallecido por esta enfermedad


 


 


“No hay un día que no sepa del contagio de una persona, ya sea entre familiares lejanos o amigos mediante redes sociales, donde muchos piden ayuda para rentar un tanque de oxígeno”.


Luis, ciudadano oaxaqueño.


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