Rodrigo Velásquez Torres
Este año se conmemora el centenario del natalicio de uno de los máximos exponentes en el llamado "Arte irrespetuoso" o caricatura que ha tenido Oaxaca y quizá también de México. Me refiero a Héctor Ramírez Bolaños (1923–1979), quien siempre firmó sus trabajos como RAM. La afirmación dicha no proviene de mi juicio; han sido muchos los expertos en la materia que dan fe de la grandeza del trabajo del oaxaqueño oriundo de Tlaxiaco. Este año, en el centenario de su nacimiento, puede ser un buen momento para el reencuentro de RAM con México.
De la vida de Héctor tenemos conocimiento gracias a un gran maestro de la caricatura y de la vida misma, Eduardo del Río (RIUS), quien conoció y convivió con el artista oaxaqueño mientras trabajaban en diversas publicaciones de la época. De su vida personal, a decir del mismo RIUS, se sabe poco. A pesar de compartir horas de oficina, viajes realizados (a Tlaxiaco inclusive), giras de exposiciones y épicas borracheras, RAM mantenía muy reservada su vida privada. Además de ser una persona extremadamente tímida, seguro de sí mismo, también era muy rudo en el trato; esto quizá se debía a que generalmente estaba en desacuerdo con lo que otros decían y mostraba argumentos muy sólidos para su opinión. Según RIUS, RAM era un eterno descontento y, como muchos caricaturistas, un pesimista perpetuo.
Los trabajos de RAM se consideran únicos, además de sobresalientes. Si bien se pueden sentir influencias de diversos artistas de la época como Picasso, Ernesto Guasp, Alfredo Zalce, entre otros; sin embargo, en la búsqueda eterna de estilo, el caricaturista probó e intentó con éxito varias técnicas y estilos, todos ellos identificables con el sello propio de RAM. Sus cartones demuestran una maestría en el uso (y dominio) de la línea, logrando distinguir hasta tres estilos diferentes. Además, se considera pionero en México en la utilización de la técnica de collage.
En las caricaturas de RAM podemos encontrar verdaderas obras maestras, muchas de ellas podrían considerarse como piezas de museo, pues aunado a la calidad en el trazo, composición, manejo de línea y profundidad de sus viñetas, sus cartones también cuentan con varios niveles de complejidad y observación, desde la obra completa en su conjunto, las partes individuales que la forman, hasta los textos de remate; toda la obra se desenvuelve en varios niveles de abstracción y es labor del observador el deleitarse y descubrirles. Los trabajos de RAM son un verdadero tesoro que está ahí, dispuesto a descubrirse.
Afortunadamente, hace un par de años, el maestro RIUS realizó una ardua labor de investigación y recolección de los trabajos que había realizado RAM y que se encontraban dispersos en diversas revistas del siglo pasado. El resultado es un maravilloso volumen, editado por Almadía, en que se recopila la mayor parte de los cartones realizados por RAM para revistas que ahora son consideradas de colección y de culto como Don Timorato, Ja-Ja, Jueves de Excélsior, además de una larga carrera en los que denominaríamos "agencia libre" (freelance).
"Este año, en el centenario de su nacimiento, puede ser un buen momento para el reencuentro de RAM con México".
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