El administrador apostólico de la Arquidiócesis de Antequera-Oaxaca, José Luis Chávez Botello llamó anoche al pueblo católico a la conversión para lograr la reconciliación y respetar la dignidad de todas las personas.
“Ese es el verdadero llamado a la conversión, no simplemente ayunar y dejar de comer”, asentó.
Durante la misa por el Miércoles de Ceniza, oficiada en la Catedral de la Asunción, sostuvo que la conversión interpela a todos para pasar de la división a la unidad, de la violencia a la paz y de la mentira a la verdad.
“Nos urge proyectar este esfuerzo porque la mentira está relacionada con la deshonestidad, con la corrupción y la falsa interpretación de la justicia”, asentó.
Destacó que la conversión también permitirá reconocer al otro en su dignidad, porque “aunque sea el más harapiento o el más desfigurado, tiene la misma dignidad del obispo o de una autoridad importante en la sociedad”.
“Respetar y reconocer esa dignidad es el llamado a la conversión”, recalcó.
Además, subrayó que el ayuno practicado durante el Miércoles de Ceniza, como parte de la conversión, “no es solamente dejar de comer, para después comer mejor, ni tampoco un ahorro o simplemente aguantarse”.
“El ayuno tiene que ser el esfuerzo personal por rehacer las relaciones por avanzar, por luchar contra el mal”, asentó.
Ante esto, también convocó a la oración porque “es el medio de ponerse contacto y de dialogar con Dios” para avanzar en la reconciliación y en el reconocimiento de la dignidad de las personas.
“Es la oración el camino para lograr la reconciliación y el respeto de la dignidad de los demás, pero también para reconocer que también somos necesitados de Dios y así pasar del mal al bien”, apuntó.
De esta manera, Chávez Botello dijo que solamente así, se podrá llegar a la celebración de la Pascua “más reconciliados y unidos en familia y más abiertos a Dios”.
“Si oramos y si lo hacemos de corazón, seguramente el Señor nos concederá nuestra súplicas”, refirió.
“Conviértete y cree en el evangelio”
La imposición de la ceniza con la cruz en la frente de los fieles, con la frase “Conviértete y cree en el evangelio”, marca el inicio de la Cuaresma, los 40 días dedicados a la preparación de la pasión, muerte y resurrección de Jesús.
Al ser el inicio de la Cuaresma, la Iglesia Católica pide a sus feligreses que oren y realicen ciertos sacrificios: el ayuno y la abstinencia tanto el Miércoles de Ceniza, como todos los viernes posteriores, hasta el Domingo de Resurrección.
El ayuno consiste en hacer una sola comida fuerte al día, mientras que la abstinencia se basa en no comer carne.
La conversión tiene como propósito volver a Dios, valorando las realidades terrenales bajo la luz indefectible de su verdad.
Las cenizas que se imponen a los católicos se obtienen de la quema de las palmas usadas en el Domingo de Ramos anterior.
