El administrador apostólico de la arquidiócesis de Antequera-Oaxaca, José Luis Chávez Botello ofreció sus oraciones y solidaridad a la Diócesis de Puerto Escondido y a los familiares de las víctimas del percance de un helicóptero en Santiago Jamiltepec y subrayó que el suceso es un llamado más a la responsabilidad y solidaridad social ante los desastres naturales, accidentes y sobre todo, al deterioro social.
“El deterioro social, sí depende de nosotros poner remedio”, asentó.
En conferencia de prensa, ofrecida en la Catedral de la Asunción, sostuvo que en la actualidad “se sufre la prolongación irrazonable de conflictos, ambiciones e injusticias, que impulsan a vicios graves, a robar y a matar”.
“No pocos adolescentes y jóvenes están optando por el mal y la violencia para lograr pronto lo que quieren”, asentó.
Expuso que “son muchos quienes tienen prisa por tener dinero, cargos importantes y fama para satisfacer necesidades materiales o comodidades, sin importar el medio ni las consecuencias”.
“Se llega a creer que mientras más dinero, poder y títulos, de seguro se tendrá automáticamente más felicidad y realización, pero constatamos que no es así”, agregó.
La vida –afirmó–, “nos enseña que lo más agradable a la vista o que más atrae, no siempre es lo mejor, ni siempre el camino más costo es el más rápido o el que más conviene, pues no porque muchos vayan por un buen camino, ese es el correcto, ni siempre lo que nos dicen es verdad, ni todo lo que nos ofrecen es bueno”.
Destacó que no basta observar los sucesos ni estar bien informado para mejorar la situación, porque “ni siquiera las promesas y análisis científicos mejorar la vida por sí solos”.
“Es urgente tomar conciencia de la gravedad y abonar todos juntos a poner el remedio a través de un aprendizaje común, ya no podemos esperar más. Necesitamos hacer todos la opción fundamental por la vida auténtica y la paz”, añadió.
De este modo, subrayó que “es urgente aprender a elegir lo que conduce realmente a la vida y a la paz” y optar por la vida “desde los diferentes frentes y niveles, la familia, la escuela, las universidades, la estructuras de gobierno y los sectores de la sociedad, para apreciar, servir y amar en la vida en y desde todo campo, profesión y oficio”.
“Cultivemos la oración, sacrificio y convicciones de vida confiando en Dios; la vida, la justicia y la paz se construyen desde el corazón. Marquemos una nueva ruta de vida”,
Observó que las decisiones importantes de cada persona siempre tienen consecuencias, pues “el respeto al hermano genera armonía y solidaridad” y “en cambio, la ofensa y el maltrato, fomenta resentimiento, enemistad y división”.
Ante esto, pidió no equivocarse más ni a engañarse a sí mismo, pues “vivir al margen de Dios lleva a la falta de respeto, al vacío de valores y de ideales”, así como al “desorden afectivo y sexual que acrecientan la violencia y la pérdida del sentido de la vida”.
“Las personas bien dispuestas saben escuchar la voz de Dios en su propia conciencia, en su palabra y en la observación atenta a los acontecimientos. No nos equivoquemos más”, apuntó.
