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Mujeres de Oaxaca con menores posibilidades de adquirir una vivienda

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Foto(s): Cortesía
Citlalli López Velázquez

Para poder adquirir una vivienda propia la ciudadanía tiene que enfrentan un sin número de retos económicos, pero, ante las cargas sociales, son las mujeres, sobre todo las más empobrecidas, quienes tienen menores posibilidades de lograrlo.

Mientras que el 72 por ciento de los hombres en situación de no pobreza no tiene una propiedad o copropiedad legal de la vivienda, en el caso de las mujeres es del 81 por ciento, pero se profundiza a 88 por ciento cuando se trata de mujeres en situación de pobreza señala el reporte de Pobreza en México Con lupa de Género del Instituto Mexicano de la Competitividad (IMCO) elaborado a partir de datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval).

El informe desarrollado por el centro de investigación en política pública, señala que la disparidad de género está relacionada con la falta de autonomía económica que viven las mujeres debido a que los empleos que tienen son precarios y porque, a consecuencia de las cargas de trabajo no remunerado, tienen menos disponibilidad de tiempo para desarrollar actividades pagadas.

“Esta mayor carga de trabajo sin salario se relaciona con una mayor dependencia de ingresos provenientes de terceros, ya sea de familiares, amigos o programas sociales. 30 por ciento del ingreso de las mujeres en condición de pobreza proviene de medios indirectos, para los hombres esta cifra disminuye a 7 por ciento. Además, 19 por ciento de las mujeres en pobreza dependen de programas sociales para satisfacer sus necesidades básicas, en comparación con 12 por ciento de los hombres”, destaca.

Otros datos como los de la Encuesta Nacional de Vivienda (ENVI), 2020, también muestran la desigualdad que afecta a las mujeres; la brecha se acentúa por tamaño de localidad; de las viviendas propias con escrituras en localidades rurales 64.1 por ciento son propietarios hombres y 34.0 por ciento son mujeres; en las áreas urbanas la distribución es de 55.1 por ciento para los hombres y 43.4 por ciento para las mujeres.

El que la propiedad de la vivienda esté en la mayor parte de los casos a manos de los hombres, coloca a las mujeres en una situación de vulnerabilidad en casos de divorcio o de violencia familiar, en los que tienen que abandonar sus hogares. Asimismo, la falta de títulos de propiedad complica que las mujeres puedan acceder a créditos para la mejora de sus viviendas, agrega la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) en un reporte “Panorama Legislativo en torno al derecho de las mujeres a la vivienda”.

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