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Calpulli, la escuela de Oaxaca que expulsó la chatarra desde hace dos años

Foto(s): Mario Jiménez Leyva
Citlalli López Velázquez

Desde hace dos años el Centro Calpulli, escuela ubicada en lomas de San Jacinto en la capital de Oaxaca, expulsó de los lunch los alimentos chatarra.

Ahora los quelites, las calabacitas, así como el maíz, forman parte de la dieta diaria de las y los niños.

“Desde el desayunador las compañeras siempre preparan alimentos tradicionales rescatando la cultura de Oaxaca como en el caso de los quelites. Siempre incluimos frutas y verduras, agua de sabor con frutas”, explica Noelia Paz Hernández maestra de tercer nivel de preescolar.

Al inicio de un ciclo escolar a las niñas y los niños les cuesta trabajo adoptar un nuevo hábito alimenticio, pues en muchos casos regresan de haber consumido muchos alimentos ultraprocesados o llamados chatarra.

En la lista de los productos chatarra que más consume la niñez están las leches de sabor, yogurt y galletas, generalmente proporcionados como desayuno, explica Noelia Paz.

Para las madres y padres de familia no ha sido sencillo adaptarse a esta forma de alimentación, pero tampoco imposible. El amor por sus hijas e hijos los ha llevado a comprender que dejar de consumir productos ultraprocesados es la mejor forma de cuidarlos y crearles buenos hábitos para su edad adulta.

Asumido el compromiso de manera real, la escuela tiene restringida la entrada a cualquier producto chatarra. Si éste es enviado en el lunch se resguarda y entrega a la hora de la salida, si sucede más de una vez, el producto va directo a la basura.

En el centro Calpulli que brinda a tensión a la población infantil de la periferia de la capital, la hora del almuerzo es a las 11:00 am. A esa hora el comedor huele a sopita caldosa preparada por Fresvinda Eduviges Hernández Cadena, cariñosamente conocida como la tía Edu.

Cada uno de los tazones lleva calabacita, cilantro, granitos de elote. A éstos los acompaña un vaso de agua de maracuyá y de postre uvas o manzana.

El impacto de una alimentación nutritiva contra una chatarra es casi inmediato. De acuerdo con el personal docente, cuando las y los niños se alimentan sanamente están más dispuestos al aprendizaje, por el contrario, cuando no lo hacen su energía está desbordada y no prestan atención en el aula.

El Centro Calpulli forma parte de la campaña Por un Oaxaca sin Chatarra impulsado por varias organizaciones de la sociedad civil.

Con motivo del regreso a clases la Red por los Derechos de la Infancia en México (REDIM) y El Poder del Consumidor alertó que, de continuar la invasión de comida ultraprocesada en los espacios educativos, 1 de cada 2 menores de edad podrían desarrollar diabetes.

Además, señalaron que la obesidad infantil no sólo afecta la calidad de vida, la educación, la salud física y mental de las niñeces, también tiene consecuencias económicas. La atención médica asciende a más de 650 mil millones de pesos anuales.

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