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Salina Cruz, donde "llora" petróleo

Foto(s): Cortesía
Octavio Vélez Ascencio

SALINA CRUZ, Oax.- Aunque han estado acostumbrados a vivir sobre una maraña de ductos, la fuga de combustible pesado (cope), que se agravó con las fuertes lluvias ocasionadas por las tormentas tropicales Beatriz y Calvin, ha empezado a alamar a los habitantes de las colonias Monte Albán, Hidalgo Poniente y Hugo Mayoral, ante el reciente incendio en la refinería de Petróleos Mexicanos (Pemex), Antonio Dovalí Jaime.


A fines del mes pasado el hidrocarburo se empezó a verter aparentemente por las malas condiciones de un ducto y por su ubicación en un cerro, corrió por varias calles de los asentamientos.


Ante el suceso, personal de Pemex acudió a realizar reparaciones, pero de nada sirvieron con la llegada de las fuertes lluvias que llevaron al deslave de la loma. Tampoco de nada valieron las barreras y los cordones oleofílicos que pusieron en las calles, para frenar el derrame.


 



Trabajador de Pemex, en un descanso. FOTO: Emilio Morales Pacheco

 


Sellado mal realizado


Una vez que pasó el último fenómeno meteorológico, Pemex volvió a trabajar en la zona para sellar la fuga, sin embargo, todavía se escurre algo de combustible.


Por eso, aún es perceptible la presencia del hidrocarburo en la tierra y en el hedor que alcanza varias calles.


"Ahora fue cope, que supuestamente no es inflamable, pero si hubiera sido gasolina u otra cosa, no la estaríamos contando", afirmó doña Aurora Montes Méndez, quien vive a escasos 15 metros del lugar de la fuga.


Si bien es cierto que la responsabilidad de algún siniestro sería de Pemex, estas tres colonias se fundaron encima de sus ductos, después de que la refinería entró en operaciones en abril de 1979.
 


Tráfico de terrenos


Fue el gran negocio de aquellos años del Comisariado de Bienes Ejidales de Salina Cruz, que vendió y revendió cientos de hectáreas a quienes llegaban al puerto, atraídos por las fuentes de empleo generadas en la refinería.


La mujer, originaria de Chiapas, quien llegó hace 33 años, dijo que vivir en estas colonias representa sin duda un gran riesgo, porque están sentadas sobre 11 ductos de diferentes productos.


"Es una bomba de tiempo, sin duda, pero qué vamos a hacer; llegamos aquí por necesidad", asentó.


Subrayó que esta última fuga, puso los "pelos de punta" a todos los vecinos porque fue profusa y no tuvo la pronta y debida atención del personal de Pemex, especialmente, durante los días de las contingencias ambientales.
"Nos dio mucho miedo, no sabíamos que se estaba fugando; nos asustó mucho cuando las lluvias empezaron a arrastraron todo eso por las calles", apuntó.
 


Daños a la salud


Además, destacó que la presencia del cope en las calles de las colonias, ha causado enfermedades en muchos de los habitantes.
"Mucha gente se ha enfermado; mis hijos, mis nietos, mis vecinos. A todos les arden los ojos, les duele la garganta o se enfermaron del estómago, pues no sabemos qué cosas tóxicas tiene ese producto", indicó.
 


Ruleta rusa


Pero, el temor a algo mayor ha empezado a surgir entre los habitantes, después del incendio en la refinería Antonio Dovalí Jaime, por el riesgo de explosión de algunos de los 11 ductos.
"Después de lo que pasó, es lo que hemos pensando, que estalle también. Es que en realidad, estamos jugando con la muerte", afirmó.


-¿Estaría dispuesta usted a qué se reubicar a su familia?


-Claro, que sí. Si Pemex, me dice 'te voy a reubicar', con gusto lo haríamos. Nos iríamos contentos a un lugar donde no pasara nada. Eso, esperamos.


Otra habitante del lugar, doña Carmita Aguilar López, de 63 años de edad, discapacitada, llegó de Villahermosa, Tabasco, hace 32 años, en compañía de su esposo quien fue empleado en la refinería.


"Mi señor, que en paz descanse, trabajaba en Pemex, y aquí compramos un terrenito, pero, la verdad, siempre hemos estado en riesgo", señaló.


En la última fuga, subrayó que los vecinos se levantaron alarmados, gritando, por la fuga y por las fuertes lluvias.


 



Doña Carmita Aguilar, una mujer discapacitada, con miedo a que algo peor suceda. FOTO: Emilio Morales Pacheco

 


Reubicación como opción


"Corremos mucho riesgo, mucho peligro en esta zona, porque por aquí pasan todos los ductos; ahora que fue la fuga, vino Pemex y parchó solamente (el ducto).


Por eso, es que volvió cuando llovió fuerte; más de dos semanas se tiró (el cope), sin que nadie nos dijera nada. Cuando llegamos, hace 20 años, nunca dijeron que era zona de riesgo; tenemos mucho miedo, no sabemos cómo vamos a terminar aquí. Lo bueno, sería que nos fuéramos de aquí, pero cómo, si no hay dinero. Si Pemex nos reubica, contentos nos vamos": Abunda Sensiano Ramírez, habitante.


 



El hidrocarburo sigue fugando de un ducto. FOTO: Emilio Morales Pacheco

 


Refinería, la economía del petróleo


La refinería de Pemex, Antonio Dovalí Jaime, ocupa una superficie total de 600 hectáreas localizadas a cinco kilómetros al noreste de la ciudad y puerto de Salina Cruz, Oaxaca.
A partir de la puesta en operación de la Refinería Ing. Antonio Dovalí Jaime, ésta ha registrado un constante crecimiento que la ubica como la más grande del sistema petrolero de refinación en el contexto nacional, con capacidad para procesar 330 mil barriles de crudo diario (BPD).


El petróleo crudo que se extrae de los yacimientos localizados en los estados de Tabasco, Chiapas y la Sonda de Campeche, se concentra en la estación de recolección y bombeo, ubicada en Nuevo Teapa, Veracruz.


Parte de este crudo, se envía través de dos oleoductos de 30 y 48 pulgadas de diámetro, hasta la refinería. El crudo, sea para su procesamiento o para exportación, se almacena en tanques de 100, 200 y 500 mil barriles. Para el manejo de los hidrocarburos y productos, la refinería cuenta con una capacidad de 14 millones de barriles en 125 tanques, de los cuales 20 almacenan materias primas, tales como crudo Istmo, Maya y sus mezclas y metanol.


El crudo se emplea en 39 productos intermedios como gasolina primaria, slop, base nova, querosina primaria, turbosina primaria, diesel primario, aceite cíclico ligero, gasóleos, residuos catalíticos, aceite recuperado y 66 para productos finales: butano-butileno, propileno, gas LPG, gasolina Pemex Magna, turbosina, tractomex, diesel desulfurado, Pemex Diesel, combustóleo, TAME y MTBE.

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