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Oaxaqueños se mueren por hambre

Foto(s): Cortesía
Luis Ignacio Velásquez

Oaxaca ocupa el primer lugar a nivel nacional en mortalidad por desnutrición en adultos mayores (178.6) y cuarto en mortalidad infantil de menos de 5 años de edad (5.2), revela el Estudio Diagnóstico del Derecho a la Alimentación Nutritiva y de Calidad 2018, que elaboró el Consejo Nacional de la Evaluación del Desarrollo Social (Coneval).


El documento precisa que Los estados que reportan las mayores tasas de mortalidad en niños menores 5 años son Chihuahua (6.7), Nayarit (5.9), Durango (5.6), Oaxaca (5.2),Guerrero (4.9), Chiapas (4.8) y Veracruz (4) (SSA 2018).


Mientras que, para el grupo de adultos mayores, las entidades con mayores tasas fueron Oaxaca (178.6), Tlaxcala (116.1), Morelos (115), Zacatecas (106.8) y Guanajuato (99.1) (SSA, 2018).



Agrega que la evolución de la tasa de mortalidad por desnutrición señala que, entre 2005 y 2016, la tasa de mortalidad se redujo de 9.3 a 4 niños menores de 5 años por cada 100 mil niños de ese grupo de edad; mientras que, para los adultos de 65 años y más, la mortalidad ha disminuido de 106.3 a 72 por cada 100 mil adultos de ese grupo de edad.


No llega la comida


Apunta que Oaxaca registra también con problemas de abasto completo de alimentos esenciales, sobre todo en las zonas rurales. Los estados con mayor porcentaje de menores con este problema fueron Tabasco (42.5 por ciento), Oaxaca (31.8 por ciento), Guerrero (28.4 por ciento), Colima (25.1 por ciento), Estado de México (26.6 por ciento) y Michoacán (25.3 por ciento).


Asimismo establece que otro hallazgo que habla de los efectos agregados de la carencia por acceso de alimentos es la prevalencia de subalimentación que, en 2016, fue menos de 5 por ciento a nivel nacional. Si bien, este indicador ha visto una reducción desde 1990 (que fue de 6.9 por ciento), debe considerarse que éste engloba al segmento de la población con mayor privación alimentaria que consume una cantidad de calorías insuficiente para cubrir los requerimientos de energía para llevar una vida activa y saludable (FAO, 2016).



Destaca que entre la población infantil, la desnutrición menoscaba el adecuado crecimiento y desarrollo tanto físico como cognitivo, lo que repercute negativamente en las etapas de vida posteriores.


Este estudio arrojó que, en 2015, la prevalencia de bajo peso para este grupo era de 3.9 por ciento; siendo más del doble en localidades rurales (6.4 por ciento) que en urbanas (3 por ciento).


Las entidades federativas donde las niñas y niños presentaron mayor prevalencia fueron: Campeche, Chiapas, Oaxaca, Quintana Roo, Tabasco, Veracruz, Yucatán, Aguascalientes, Coahuila, Guanajuato, Nuevo León, Querétaro, San Luis Potosí, Tamaulipas y Zacatecas (ENIM, 2015).



Informa que en cuanto a la baja talla, en 2015, el promedio nacional fue de 12.4 por ciento para este mismo grupo. Destacando que los niños y niñas de localidades rurales tienen mayor prevalencia con 18.9 por ciento respecto de 10.2 por ciento de los infantes en las áreas urbanas; también es relevante la brecha entre regiones, mientras que en el Noreste (Aguascalientes, Coahuila, Guanajuato, Nuevo León, Querétaro, San Luis Potosí, Tamaulipas y Zacatecas) 8.5 por ciento de los menores de cinco años presentaron baja talla, la prevalencia en la región Sur (Campeche, Chiapas, Oaxaca, Quintana Roo, Tabasco, Veracruz y Yucatán) fue de 16.7 por ciento (ENIM, 2015).


Otro hallazgo que habla de los efectos agregados de la carencia por acceso de alimentos es la prevalencia de subalimentación que, en 2016, fue menos de 5 por ciento a nivel nacional. Si bien, este indicador ha visto una reducción desde 1990 (que fue de 6.9 por ciento), debe considerarse que éste engloba al segmento de la población con mayor privación alimentaria que consume una cantidad de calorías insuficiente para cubrir los requerimientos de energía para llevar una vida activa y saludable (FAO, 2016b).

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