Oaxaca.- Su medio de transporte es una bicicleta, su hogar una casa de campaña que extiende en donde el cansancio llega a vencerlo o en donde el paisaje le atrae. Se llama Adam, y desde hace un año, justo en el mes de marzo inició una travesía desde Nueva Zelanda con el objetivo de llegar a Argentina.
Es fin de semana y la ruta marca Tuxtepec como punto de descanso. Adam Glober desempaca parte de sus pertenencias y se instala para contar la travesía que realiza por segunda ocasión en su vida.
El hombre de 45 años extiende su cuaderno sobre la mesa que comparte con otro grupo de oaxaqueños vacacionistas. Su libreta es un laberinto de anotaciones que explican parte de su trayecto. La bitácora de la travesía especifica que su próxima parada será Acayucan, irá a Campeche, atravesará Mérida y luego hacia la Rivera Maya.
Aunque la conversación resulta difícil por los distintos idiomas, Adam expresa su gran emoción a través de la mirada. Fue hace un par de años cuando determinó dar un giro a su vida y a su labor en la carpintería. Así, con la meta fija en la mete y teniendo el reto como única motivación, en marzo del año pasado tomó lo más esencial para el viaje y emprendió la travesía.
La bicicleta de Adam es algo surrealista. En la parte trasera una maleta de lona lleva ropa y otro par de zapatos, a los costados en la llanta delantera otras dos maletas de lona empotradas. Acomodada lleva una llanta de repuesto. Todo está visible con reflejantes.
Su bicicleta carga todo un mundo, una vida de aventura, de pasión por conocer el mundo, de recorrer, respirarlo y disfrutarlo como se bebe el café, a sorbos.
Ésta es la segunda ocasión que lo realiza, con unas cuantas maletas sobre la bicicleta partió de Alaska, pasó por México, pasando por Costa Rica y hasta llegar a Argentina.
Dentro de esta aventura, comenta, ha visto de todo en el camino y pasado experiencias que le ha permitido reflexionar profundamente sobre la vida. “En el camino me he encontrado hasta osos, he reído y llorado, disfrutado y sufrido el viaje que sepulta ser como la vida misma”, expresa en un español atropellado.
Para poder realizar el largo viaje, Adam ahorró una cantidad considerable y hasta el momento lleva gastados cien mil pesos.
“En el camino me he encontrado hasta osos, he reído y llorado, disfrutado y sufrido”:
Adam Glober, viaja en bicicleta por el mundo
