Tan pronto la tierra terminó de sacudirse la tarde del viernes Orlando, su madre Sara María, su padre Agustín y dos hermanos abandonaron la casa familiar de la calle José Murat, en Santiago Jamiltepec y caminaron unos pasos en busca de ponerse a salvo y resguardarse en el Campo de Aviación.
“El lugar es como una casa hogar, un refugio”, recuerda Orlando acostado en una cama del área de traumatología y ortopedia del Hospital General doctor Aurelio Valdivieso.
Él es uno de los seis sobrevivientes de la caída del helicóptero en el que viajaban el secretario de Gobernación, Alfonso Navarrete, y el gobernador de Oaxaca, Alejandro Murat, la noche del pasado viernes.
De lo que ocurrió esa noche en la que murieron 14 personas no tiene recuerdo: “No perdí el conocimiento, pero caí boca abajo, del momento en que me recogieron, no me acuerdo”.
Y suspira, toma aire y exclama: “Uufff, quién quisiera eso, fue un accidente terrible eso, ver tantos muertos, es un accidente que todavía no me alcanza a pasar por ninguna parte”.
Lo peor, asegura, fue no ver a su madre y padre; hasta que el domingo tuvo noticias de ellos, sólo recuerda que en la patrulla del municipio lo llevaban sangrando, “del impacto y todo eso” nada, “quedé tirado boca abajo, del vidrio que me aventó, no sé qué paso”.
Heridas
Su voz es pausada, algo suave y adormecida. Las palabras escapan cuidadosamente de una boca seca. No hay lágrimas. Los analgésicos le moderan el dolor de una operación por una cruenta herida de aproximadamente 30 centímetros, la cual afectó el tejido celular subcutáneo de su cuerpo, en la región lumbar sacra.
Consiente, con algo de sangre seca en el rostro, tiene claro que el diagnóstico médico, “hasta la fecha no ha llegado bien, no tengo un diagnóstico seguro”.
Las condiciones de precariedad en la que subsisten familias de la costa oaxaqueña quedaron expuestas con el incidente. Sin seguridad social ni ahorros, las necesidades médicas las absorbe el Gobierno del Estado.
El medicamento que no está disponible en el hospital los debe conseguir un cuidador que ha dispuesto el área de atención ciudadana del Sistema Estatal para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF) .
Antes de llegar al Valdivieso Orlando había sido trasladado al hospital regional de Puerto Esconido, donde “dijeron que no me podían realizar esa operación tan grande.
Aunque apenas el domingo supo que sus padres están con vida, no se repone al dolor de saber que su tía Rosa y su primito Octavio, murieron, “me preocupa cómo fallecieron, de extraña manera, cómo perdieron la vida”.
La valiosa vida
“Eramos varias familias que habían llegado tan pronto pasó el sismo, el movimiento fue muy recio”, iban a dormir al aire libre, ya tenían sábanas “que habíamos recolectado para pasar la noche, porque en nuestra casa se bajaron las láminas, se dañaron las paredes”, rememora.
Pero no recuerda más, sólo el sonido del helicóptero que sabían iba a llegar. “Caí boca abajo, no recuerdo nada de cómo se estrelló la nave”.
Volver a sembrar el maíz en una tierra que les permite vivir al día y ayudar a su padre Agustín, quien también es campesino, es en lo único que piensa el joven de 22 años.
“Todavía tengo a mis padres, que los tengo con vida es lo que me motiva a salir rápido adelante , porque siento que los puedo ayudar; con que yo esté vivo es más que suficiente”,
Monterrat, 12 años y con la pierna amputada
Esperar mejorías con Monserrat y Odalis. FOTO: Javier Jarquín
Un lavado quirúrgico ha sido la primera acción que personal del Hospital de la Niñez Oaxaqueña doctor Guillermo Zárate Mijangos han hecho en Monserrat de 12 años y Odalis de 5 años, ambas sobrevivientes de la caída del helicóptero en Santiago Jamiltepec.
El diagnóstico más grave fue para Monserrat, shock hipovolémico secundario a un sangrado por amputación traumática de miembro pélvico derecho y una fractura expuesta del tobillo y una pequeña herida en su pracilar derecho.
Aún en shock, el telefóno celular de su padre Leonardo no deja de sonar. “Recuerda mucho el accidente, me lo cuenta a cada rato, yo trato de mantenerme firme. No acepta quedarse con otra persona”, responde a su interlocutor que le ha llamado para saber de ambos.
Pero el señor Leonardo no acepta hablar, a pesar de que a través de las redes sociales se difundió un video en el que solicitó apoyo, prefiere no hablar.
Alexis, el familiar de Odalis es el más afectado emocionalmente. Prácticamente son los únicos en su familia que sobrevivieron al incidente después del sismo que con una magnitud de 7.3 grados en la escala de Richter, cuando las autoridades llegaron en helicóptero en su pretensión de supervisar los daños.
Ambas llegaron a este nosocomio el sábado pasado, tras un traslado aéreo. “Vamos a ver que no haya infección para poder entrar en un segundo y tercer tiempo a la corrección de las fracturas, pero además una revisión del sistema vascular”, explicó la directora del nosocomio, Rocío Arias Cruz.
Aún le buscan hospital
Se busca asegurar que la pierna izquierda de Monserrat “siga útil”. Por fortuna “la niña está estable, ya está hospitalizada en el servicio de cirugía”.
Se considera incluso un traslado, “en caso de que se salga de nuestras posibilidades la atención”, ya sea “al Instituto Nacional de Pediatría, algún instituto especializado en traumatología o el mismo hospital de la Secretaría de la Defensa Nacional, dependiendo de lo que requiera para ofrecerle todas las posibilidades para una buena rehabilitación”.
Fueron la tibia y el peroné de la pierna derecha, el cubito y el radio de su brazo derecho y una fractura del arco cigomático derecho, es decir los huesos que rodean su ojo, a lo que Odalis se debe reponer.
Esperan a que llegue el material de osteosíntesis y se desinflamen los tejidos de su carita para que entre “a otro tiempo quirúrgico para corrección de las facturas”.
Antes, es preciso garantizar que durante el incidente o traslado no hayan entrado gérmenes a las fracturas. Ambas podrían permanecer hasta dos semanas en ese hospital, esperando su recuperación.
