Alejandro José Ortiz Sampablo
Podemos usar lo dicho en el párrafo final de la nota del lunes pasado, como analogía para la capacidad de registro que tiene la psique, así como para la de “lectura de huellas”, a las que Sigmund Freud nombró “huellas mnémicas”. Será mejor llamar “memoria” a la capacidad de registro, o a un supuesto espacio donde eso acontece; y al “recordar”, tratarlo como un fenómeno en relación con el de la memoria, pues esto sucede porque se reúnen las condiciones necesarias para evocar un recuerdo específico; dichas condiciones sería el análogo del dispositivo electrónico que “lee” las memorias en una computadora.
Un concepto que Freud subvertirá
Habremos de mencionar que el recordar no es la única manera en que la memoria puede evocarse. Cuando el creador del Psicoanálisis crea el supuesto teórico de un aparato anímico, lo hace con los elementos que la ciencia le brinda y con los resultados de su investigación, realizada a partir del método científico. Por otro lado, tomó términos acuñados en la Medicina y la Psicología, entre otros campos del saber. Entre esos términos está el de la psique, el cual se vio modificado por los nuevos datos que la observación del comportamiento humano, principalmente el de las patologías, le arrojaron a Freud. Este nuevo aparato anímico o psique es dinámico; el tiempo y el espacio en él obedecen a reglas distintas, incluso absurdas y contradictorias para la razón.
La memoria emerge o se evoca no solo en pensamientos (recuerdos) sino también en actos, de los cuales muchas veces ni siquiera nos percatamos, es decir, son inconscientes. Entre estos se encuentran nuestras formas de andar, de mover las manos, de hablar, e incluso la manera en que reaccionamos ante determinadas circunstancias. Como lo mencioné anteriormente, para que la memoria pueda evocarse deben reunirse condiciones específicas, o quedar enlazada con otros procesos psíquicos que le brinden a determinada huella mnémica la energía (libido) suficiente para acercarse a la superficie de la psique.
Retomemos el tema
Recordemos que todo lo anterior se circunscribe a la explicación de la importancia que tiene la memoria del analista en el ejercicio del método psicoanalítico. Plantearemos interrogantes al respecto, pero ahora con mayor precisión, pues nos atendremos al supuesto de que todo cuanto escucha el analista en la atención de sus pacientes deja registro. ¿Qué es lo que sucede cuando el analista no puede recordar lo dicho por el paciente, cuando esta información es imprescindible hacerla presente en un momento determinado para que este último pueda resolver lo que le acontece?
Continuará el próximo lunes…
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