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Las fundaciones de Oaxaca

ciudad-oaxaca
Foto(s): Cortesía
Giovanna Martínez

Leonardo Pino

El próximo 23 de abril, Oaxaca de Juárez -antes guarnición y después villa- cumple el 490 aniversario en que le fue conferido el rango de ciudad. En ese lapso, aunado al del remoto día de 1486, el río del tiempo la ha inscripto en el mundo como un símbolo de la identidad multicultural que nos distingue a los oaxaqueños y, a la vez, nos une con las mujeres y hombres de todos los pueblos del mundo.

Como el ave fénix de los antiguos mitos y a través de sus sucesivas repoblaciones y despoblaciones, Oaxaca tuvo el poder de renacer de sus cenizas, apuntó don José María Bradomín, en su libro "Leyendas y Tradiciones oaxaqueñas".

 “Muchas ciudades, como la egregia Roma y la moderna México, llamada La Ciudad de los Palacios, fueron fundadas bajo la influencia supersticiosa de los augurios; no así Oaxaca: ningún ave de rapiña vino a fijar el lugar de sus cimientos, ni sombra alguna oscureció el sol cuando sus primeros pobladores se detuvieron a la orilla del Atoyac. (…) Oaxaca fue inaugurada bajo los auspicios de la independencia y de la guerra”. (Andrés Portillo: Oaxaca en el Centenario de la Independencia Nacional; H. Ayuntamiento de Oaxaca de Juárez, 1996-1998).

1486, primera fundación

Soldados mexicas se establecen a las orillas del río –al que llamaron  Atoyac-, en el sitio que hoy ocupa la ciudad de Oaxaca. A su cuartel lo nombraron Huaxyacac, que significa, en náhuatl, “en la loma de los guajes “. El emperador Ahuitzotl mandó establecer esta guarnición para controlar al rey zapoteca Cosijoeza, soberano de Zaachila, someter a sus enemigos mixtecos y mixes y también para proteger a los comerciantes aztecas  en su trayecto hacia al istmo de Tehuantepec. La instalación de este destacamento es considerada como la primera fundación de Oaxaca. Esta primera población fue aniquilada por tropas mixtecas y zapotecas, lo que originó una feroz represalia del entonces emperador Motecuhzoma Xocoyotzin, quien envió un ejército que invadió las poblaciones mixtecas de Coixtlahuaca y Sosola y arrasó Cuilápam, Tlacochahuaya y Mitla en el valle, repoblando la destruida Huaxyacac.

1521, segunda fundación

Hernán Cortés había dispuesto que la Villa de Segura de la Frontera establecida en Tepeaca, Estado de Puebla, se trasladara a Huaxyacac. Para llevar a efecto esta traslación, dio la orden al capitán Francisco de Orozco, fundar la nueva villa.

El 25 de diciembre de 1521, la fuerza española expedicionaria ocupó los terrenos del hoy Barrio de Santa Anita, situado en la margen derecha del Atoyac y sobre la falda septentrional de Monte Albán. Allí, debajo de un árbol de guaje, se dijo la primera misa entre la diez y once de la mañana por el padre capellán D. Juan Díaz, oyéndola los soldados acampados en el mismo lugar. La guarnición mexica de Huaxyacac, que no se creyó fuerte para esperar al enemigo español, se retiró a Peñoles. Después del emplazamiento en Santa Anita, la nueva villa se extendió sobre Huaxyacac, nombre que al no poder pronunciarlo, los españoles tradujeron como Guajaca. Esta fecha, 25 de diciembre, fue celebrada por el Cabildo Eclesiástico -hasta fines del siglo 19- como el día de la fundación del nuevo poblado.

1522, tercera fundación

Pedro de Alvarado, enviado por Hernán Cortés, continúa la conquista de la región y funda una nueva Villa en Tututepec, que también recibe el nombre de Segura de la Frontera. Sin embargo, los colonizadores, encabezados por Juan Núñez de Cedeño y Hernando de Badajoz, se establecen otra vez en Huaxyacac y fundan de nueva cuenta una Villa con el nombre de Segura de la Frontera. La fundación es confirmada por Cédula Real otorgada por Carlos V el 14 de septiembre de 1526, pero no llega a tener efecto, ya que antes de ser  recibida, Cortés manda a despoblar la Villa.

1529, cuarta fundación

El 13 de julio de  1529 se funda por cuarta ocasión el vecindario, con el nombre de Villa de Antequera de Guaxaca. Ante la fe del escribano Francisco de Herrera, y Juan Peláez de Berrio, primer Alcalde Mayor y Teniente de Capitán General de la Villa, se divide a cordel la ciudad. En el trazado original no existían  cabeceras, las calles eran todas de la misma longitud –90 metros– y formaban una retícula perfecta.

1532, quinta fundación

Los habitantes de la villa gestionan nuevamente la fundación de la misma ciudad y la Cédula Real del 25 de abril de 1532, en nombre de Carlos I de España y V de Alemania,  reconoce la  fundación y le concede el título de ciudad.

Sin embargo, es muy probable que la ceremonia de erección en nobilísima ciudad, haya tenido efecto el 7 de julio de este año, ya que durante los tres siglos del virreinato, las autoridades civiles celebraban ese día como el del aniversario.

1872, recibe el nombre actual

Por decreto número 4, del 10 de octubre de 1872, firmado por el C. Lic. Miguel Castro, gobernador Constitucional del Estado Libre y Soberano de Oaxaca, la ciudad recibió el nombre de Oaxaca de Juárez, con el que se honra al preclaro patriota, don Benito Juárez García.

Toponimia

Al parecer, el historiador oaxaqueño don Manuel Martínez Gracida fue el primero que afirmó que Huaxyacac significa "en la nariz de los guajes", de acuerdo a la raíz etimológica de las palabras de origen náhuatl Huaxin, guaje (acacia); yacatl, nariz, punta o extremidad y c de ca, en, raíz a la que se apegó estrictamente y de la que hizo una traducción literal al idioma castellano.

Esta denominación se aceptó oficialmente dado el gran prestigio académico de que gozaba, al punto que su versión es recogida en obras posteriores como en el "Diccionario Geográfico, Histórico y Biográfico", de Antonio García Cubas; "Geografía Histórica del Estado de Oaxaca", de Cayetano Esteva, y en la "Monografía del Estado de Oaxaca", de José María Bradomín.

Nosotros preferimos adherir a la versión que fundamenta con todo rigor el Dr. Juan Ignacio Bustamante Vasconcelos, cuando afirma en su libro "Temas del pasado oaxaqueño": “... se debe tomar en cuenta que yacatl no solo significa nariz, sino también promontorio, pequeña altura, que en el sentido figurativo que tenían que usar nuestros ancestros para manifestar sus ideas, toda vez que carecían de alfabeto, significaba una pequeña elevación en contraste con una mayor que llevaba el nombre de Tepetl, cerro”.

En consecuencia, el referido historiador y defensor de nuestro patrimonio cultural, sugiere que “en vez de la traducción acostumbrada, se use la de en el promontorio de los guajes, o la colina de los guajes, o mejor la loma de los guajes, como correspondiente al nombre original de nuestra ciudad, por ser mucho más clara, lógica y apegarse a la realidad”.

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