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El autoengaño; el placer antes que el amor

Mujer con rosa en mano y notas musicales
Foto(s): Cortesía
Alejandra López Martínez

Fausta Ibáñez Ríos // Primera de cuatro partes.

Añoranza

Aquello que tantas veces disfrutaba

ahora consumía mi alma enamorada,

desfallecía cuando no te encontraba.

¿Qué era lo que me pasaba?

suspiraba anhelando tu llegada

y en el afán de encontrarte, me olvidaba.

 

Hoy me dispuse a escribir después de algunos meses de ausencia; mi temperamento entusiasta me jugó nuevamente una mala pasada. Pensé que en cuestión de dos horas tendría terminado el trabajo, pues días antes había estado cavilando acerca del tema; pensaba escribir de lo que mi osada persona se atrevió a decir en una reunión con mis colegas, al prepararnos para la charla que realizaremos el próximo miércoles 20 de octubre a las seis de la tarde.

La frase y la osadía

He de comentar que de un tiempo a la fecha, los psicoanalistas en formación y los psicoanalistas del INEIP A.C., nos reunimos todas las noches a trabajar temas referentes a la clínica y la teoría. Fue el miércoles que en pleno debate mencioné que "en la más tierna infancia, el placer de órgano aparece antes que el amor"; es decir, que el bebé primero mama y después ama a quien lo amamanta. No los he puesto en contexto acerca de lo que es el placer de órgano, intentaré dilucidarlo desde los fundamentos psicoanalíticos, al igual que al afecto del amor. Sigmund Freud, en uno de sus textos, mencionó que el amor nace desde el egoísmo.

En ocasiones, para explicar la teoría psicoanalítica, los analistas retornamos al lugar donde el creador del Psicoanálisis recogió los elementos para forjarla; me refiero a la vida cotidiana y a la historia de los individuos, eso incluye regularmente la propia.

La poeta y el amor

El pequeño poema con el que inicio esta nota lo escribí en mis años mozos, lo tenía en el cajón de los recuerdos; evoqué la intensidad con que vivía el amor de juventud, esa noche pude reír de la ingenuidad con la que vivía el amor. En aquellos años desconocía de dónde nacían esas emociones, pues las atribuía que eran provocadas por mi amado; desfallecía cuando no estaba conmigo o no sabía nada de él, cumplía los 16 años.

Mi mente me jugaba infinidad de malos ratos, por decirlo de alguna manera y el sufrimiento no se hacía esperar. Dentro del cúmulo de sensaciones, había uno muy particular, pensaba que moriría sin él. Aunque a muchos pueda parecerles exagerado o ridículo, a mi favor puedo decir que la y el enamorado pasan por similar experiencia, donde entran en juego muchos estados afectivos que oscilan entre la felicidad, la ternura, la incertidumbre, el enojo, la decepción, el odio, por mencionar algunos. Pero, una característica que de una u otra manera siempre se ha sabido popularmente, es que en el enamoramiento, la persona vive un engaño.

A través de todos los tiempos se ha hablado y escrito mucho sobre el amor, desde las distintas áreas del saber, como la filosofía, la antropología, incluso desde la biología, ha sido tema de la religión, motivo de creación literaria, de producciones cinematográficas y musicales, en todas las bellas artes.

Sin embargo, hasta finales del siglo 19, quienes se habían dedicado a la investigación de ese fenómeno llamado amor y todo lo que conlleva, habían pasado por alto la prehistoria de las personas.

Continuará el próximo lunes…

¿Quieres saber más? Pide informes a los teléfonos 951 244 7006/951 285 3921 y ¡Hazte escuchar por un psicoanalista del INEIP A.C.!

[email protected]

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