Uno de los postres favoritos del mundo es la Victoria Sponge Cake, el pastel más representativo y típicos del Reino Unido. Esta es una tarta clásica inglesa, con el nombre de la reina que la tomaba a la hora del té.
Este postre destaca por ser altamente delicioso para el paladar, y no es para menos, porque la mezcla de un bizcocho de delicado sabor junto con las fresas, la mermelada y la nata, hacen que la tarta favorita de la reina Victoria pase a ser también la nuestra.
Aunque son varias las versiones que podemos encontrar a lo largo y ancho del tiempo y el espacio, la variaciones son mínimas; la típica tarta Victoria suele constar de dos bizcochos básicos, entre los que se extiende una capa de mermelada de frambuesa o de fresa y otra bien generosa de nata montada azucarada. No es habitual aplicar ningún tipo de cobertura o decoración, salvo por un poco de azúcar glass espolvoreado sobre su superficie.
Origen
El nombre, que originariamente era simplemente "Sponge Cake" y no contenía relleno, toma su nombre de la reina Victoria, a la que le gustaba acompañar su té de media tarde con una porción de este jugoso pastel, eso sí, relleno de mermelada de frambuesas y nata.
Ingredientes
Para el bizcocho
4 huevos a temperatura ambiente
125 g de azúcar
1 cucharadita de esencia de vainilla
120 g de harina de repostería
1 pizca de sal
Para el relleno
220 g de fresas
250 ml de nata con el 35% de MG
30 g de azúcar glas + 20 g para decorar
Preparación
Para preparar este platillo, primero hay que precalentar el horno a 180 grados con calor arriba y abajo. Enseguida, batimos los huevos con el azúcar en una batidora con varillas o bien a mano durante diez minutos, hasta que esté esponjoso y blanquecino y al levantar la mezcla esta haga un cordón encima de la masa que se mantenga unos segundos.
Añadimos suavemente la harina tamizada y la incorporamos con una espátula muy delicadamente para que la mezcla no pierda aire. Vertemos la masa en un molde engrasado con mantequilla y espolvoreado con harina y cocemos durante 20 o 25 minutos.
Una vez horneado el bizcocho, lo sacamos del horno y le damos la vuelta al molde con la base hacia arriba para que nos quede lo más plano posible. Lo dejamos así durante diez minutos y lo desmoldamos para que enfríe.
Una vez frío, lo cortamos en dos o tres discos y montamos la nata bien fría con el azúcar glas. Cortamos las fresas en trocitos reservando seis para decorar. Echamos la nata encima de uno de los discos, colocamos las fresas en trocitos, repetimos la operación si tenemos tres capas. Finalmente espolvoreamos con azúcar glas la superficie y colocamos las fresas partidas a la mitad de decoración. Servimos inmediatamente o sino mantenemos en la nevera.
+De
Aunque su origen sea tan glamouroso y aristocrático, su preparación no es nada complicada. Muchas personas lo preparan como un postre para principiantes en la repostería y para quienes no se quieren complicar la vida. Se tanta accesibilidad, pues es fácil hasta de recordar las cantidades de ingredientes: lleva la misma cantidad de mantequilla, harina y azúcar; también sus ingredientes facilitan la elaboración.
¿Sabías que?
El relleno clásico suele ser solo de mermelada, pero en la actualidad se añade crema fresca o nata montada con fruta fresca.