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La historia que se repite

Foto(s): Cortesía
Redacción

Alejandro José Ortiz Sampablo / Primera de cinco partes


Quienes nos siguen en la lectura de esta sección pudieron notar que explicar lo que iniciamos dos series de notas atrás se complicó al comenzar a incluir elementos que forman parte de la dinámica psíquica que mantenemos con nuestros hijos y que por consiguiente forjan el hoy y futuro de las generaciones actuales.


La deuda, una historia por contar


En las notas mencionadas he arrastrado una deuda con ustedes, recrear la historia ficticia que nos dará un poco de luz para entender el por qué hemos llegado como padres y madres a comportarnos de una u otra manera con nuestros hijos. Recordemos que dicha historia comenzó con nuestra pareja de enamorados de inicio de siglo; es precisamente en este punto donde esta se dividirá para contar parte de la vida, de los anhelos y las frustraciones que los protagonistas depositaron en el idilio. Y aunque ellos en esos momentos embriagados de amor pudieron jurar que su felicidad sería eterna, que eran el uno para el otro, que lucharían juntos ante la adversidad, que nada quebraría su amor, y cosas por el estilo que dicen los enamorados, hoy al paso de los años sabemos que no fue así.


Nuevamente en este punto apelaré a su paciencia querido lector, pues aun cuando en apariencia nos alejaremos del cometido de la serie de notas que nos ha traído hasta aquí, llegará el momento donde nos encontraremos con el hoy y el futuro que les espera a nuestros hijos.


El inicio, los protagonistas


Escojamos un nombre a nuestro primer protagonista, Juan; para quienes son de mi generación convivimos con el ideal de que “las damas primero”, pero en este caso, iniciar con la historia de ella a quien llamaremos Alondra, nos acarreará otras dificultades, pues explicar lo que va a ir sucediendo en lo que llamamos “realidad” con lo que simultáneamente acontece en el psiquismo del ser humano, en sí misma es una tarea que requiere una atención especifica y por otro lado en el caso de la mujer, su dinámica anímica es de mayor riqueza, por lo que iniciar con la del hombre que es de menor complejidad, nos preparará para alcanzar la aprehensión de lo que sucede en y con la mujer. Por otro lado, bien sabemos que eso de que “las damas primero” fue un valor social que mantuvo oculto un engaño, que para el hombre, entre él y su placer no hay nada que se anteponga; así mismo, dicho valor ha sido el intento del hombre por sublimar su empuje interno por apaciguar impulsos que no cesan de exigir se les colme (lo pulsional en él).


Él


Para entender esto, retomemos el tema. Juan, antes de conocer a Alondra, era un joven que vivía con sus padres, el cuarto hijo del matrimonio, pero el sexto de su padre, pues este había estado casado antes de juntarse con la mamá de Juan. Ella se había dedicado a cuidar a los hijos desde que nació el primero, pues, aunque siempre tuvo la ilusión de regresar al trabajo que dejó cuando quedó embarazada, el matrimonió “acordó” que no era buena idea, pues ella desatendería al bebé.


Continuará el miércoles…


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