NÚCLEO RURAL LA GUADALUPE, La Trinidad Zaachila, Oaxaca.-Hace alrededor de una década, esta comunidad, Santa María Roaló y San Miguel Tlanichico estaban enfrentadas por pugnas y desavenencias, a pesar de que sus habitantes cuentan con lazos familiares y pertenecen a la misma municipalidad. E incluso, enfrentaban disputas por la tierra con el pueblo vecino La Raya, Zimatlán de Álvarez.
El recién llegado párroco de la Santa María Natvidad de Zaachila, el presbítero Juan Ruiz Carreño –seguidor de la opción preferencial por los pobres y discípulo del quinto arzobispo de Oaxaca, Don Bartolomé Carrasco Briseño–, se interesó en el problema en busca de encontrar una solución. Después de dialogar con los fieles de las comunidades en varias ocasiones, decidió traer una imagen del Señor de la Misericordia para iniciar su celebración cada segundo domingo de Pascua y lograr la reconciliación y la armonía entre todos.
Y así, desde el 2006, comenzó una gran devoción por el Señor de la Misericordia, a quien ya le adjudican algunos favores y milagros. Para terminar las desavenencias y generar lazos de hermandad, la celebración se hace cada año en alguna comunidad distinta, a donde acuden habitantes de las demás. Incluso, hasta La Raya llegó la imagen para la solemnidad.
Aunque la veneración por el Señor de la Misericordia también ha llegado a La Lobera y a La Cañada, que corresponden al municipio vecino de Santa Inés del Monte.
Como en otras celebraciones, cientos de personas de las comunidades arriban entre porras ofrecidas por unas y otras para refrendar esa unificación y su deseo de vivir en paz y respeto. Todos, llegan con sus ofrendas, sus danzas y bandas de música para la celebración eucarística y el festejo.
El párroco Ruiz Carreño, siempre calzando huaraches, como ha caminado siempre al lado del pueblo, es quien encabeza la procesión previa al inicio de la misa, junto con las autoridades municipales.
En esta ocasión, durante la homilía, el sacerdote invitó a los representantes de organizaciones, grupos, hermandades, movimientos y agentes de pastoral de las comunidades quienes han trabajado en talleres de capacitación sobre la importancia de cuidar la ecología.
“La ecología quiere decir vida”, recalcó.
Y subrayó que quienes pretendan encontrar a Jesús resucitado deberán trabajar por la paz, la vida y el perdón, así como por acabar con el sufrimiento.
“Vamos a encontrar al Resucitado donde se trabaja por la paz, donde se trabaja por la vida, donde hay perdón y donde están todos los que sufren, desde los niños hasta los ancianos. Si queremos encontrar al Resucitado, hay que ir allá”, recalcó.
Además, encomendó al Señor de la Misericordia la consolidación y el fortalecimiento de la alegría, la paz y la fuerza de espíritu de lucha de la feligresía de la parroquia.
También, pidió su intercesión para poder terminar la construcción de su santuario iniciada en diciembre del año pasado.
(Relativa)
La capilla para el santurario
NÚCLEO RURAL LA GUADALUPE, La Trinidad Zaachila, Oax.- Un hombre, de casi 70 años, donó casi tres cuartos de hectárea, cerca de un punto trino entre La Trinidad Zaachila, San Miguel Tlanichico y Santa María Roaló, para que ahí se construya inicialmente una capilla dedicada al Señor de la Misericordia, en reciprocidad por un milagro recibido.
“Un campesino que era dueño de terreno, Don Floselo Cosme Lavariega, oriundo de Santa María Roaló, estaba trabajando en su terreno; en eso, la perrita que lo acompañaba cayó a un pozo, el intentó salvarla, pero también se fue para bajo. Cuando ya se estaba hundiendo en el agua, se le apareció la imagen del Señor de la Misericordia, y le ayudó para que saliera y salvara la vida. Para él, fue un milagro y así decidió donar el terreno”: Ponciano López Lavariega, campesino de La Trinidad Zaachila.
(Relativa)
La buena vecindad
NÚCLEO RURAL LA GUADALUPE, La Trinidad Zaachila, Oax.- “En estas comunidades existen familias, compadres y amigos en una y otra. Hubo conflictos; hasta hubo pelea por la tierra en Santa María Roaló y La Raya. Afortunadamente, la devoción por el Señor de la Misericordia y la celebración los ha acercado otra vez y se han olvidado los rencores; ahora hay buena vecindad y convivencia”: párroco Juan Ruiz Carreño.
