Que sea la fuerza del amor y no de la violencia la que triunfe en la elección del cinco de junio, confió José Guadalupe Barragán Oliva, vocero de la Arquidiócesis de Oaxaca.
Que sea la fuerza del amor y no de la violencia la que triunfe en la elección del cinco de junio, confió ayer el sacerdote José Guadalupe Barragán Oliva.
Con esa misma fuerza del amor, todos los ciudadanos oaxaqueños deberán acudir a su cita a las urnas, y el máximo deseo, es que la jornada electoral transcurra en escenarios de respeto y tranquilidad, expresó el sacerdote, entrevistado minutos antes de oficiar la tradicional misa de la "Santa Cruz" en el histórico panteón San Miguel, de esta capital.
A 32 días de la jornada electoral, el sacerdote apostó a una elección tranquilla y reiteró que por obligación cívica, todos los ciudadanos deberán hacer uso de la fuerza del sufragio en condiciones de absoluta libertad.
Mas tarde, al tener como escenario la denominada Gran capilla incompleta, obra arquitectónica de cantera amarilla, en completo abandono, llamó a los oaxaqueños a tomar la Santa Cruz, como nuestro signo de amor, y que sea la fuerza de la fe la que nos hermane y unifique por siempre.
Ante cualquier adversidad no olvidemos que la Santa Cruz, es nuestra bandera, motivo de devoción y gran orgullo, destacó el religioso.
El vocero del Arzobispado reconoció que Oaxaca necesita de más sacerdotes, y junto con los fieles oró por la multiplicación de las vocaciones sacerdotales.
En ocasión tan especial, niños, jóvenes, mujeres y personas de la tercera edad, llegaron puntuales, portando cruces de tamaños diversos, adornadas con flores naturales y sintéticas, y participaron con todo fervor en la celebración eucarística que desde 1960 se realiza año con año en el lugar.
El panteón San Miguel, aloja los restos mortales de al menos veinte personajes ilustres, entre ellos Macedonio Alcalá, el creador del inmoral "Dios nunca muere".
Como él , destacan también Susana Juárez, hija de Benito Juárez García, Félix Díaz, Gregorio No. Chávez, Albino Zertuche, Jacobo Dalevuelta, y prestigiados hombres de la medicina, entre los que sobresalen: Aurelio Valdivieso, Federico Ortiz Armengol, Ramón Pardo y Manuel Canseco Landeros.
El camposanto fue usado en 1833 para la inhumación de cientos de oaxaqueños víctimas de cólera.
La misa oficiada por el sacerdote José Guadalupe Barragán Oliva, se realizó junto a la "Cruz del muerto olvidado", venerada con mucho fervor en "Todos Santos". La Cruz del muerto olvidado, recibe flores y cientos de fieles se postran ante la figura de cantera para rezar por el descanso eterno de los muertos olvidados.
