La paz social nunca se alcanza por la fuerza, las armas o por la violencia, pero sí por la oración, aseguró ayer el arzobispo de Antequera-Oaxaca, José Luis Chávez Botello.
En conferencia de prensa, ofrecida después de oficiar la misa dominical en la Catedral, sostuvo que muchos se desalientan, se desesperan, pierden el piso y el rumbo, ante los estragos de la violencia y la corrupción, y así descuidan “lo más importante, lo que realmente fortalece y protege la vida”.
En estas situaciones –anotó–, “es vital mantener viva la relación con Dios, a través de la oración y el sacrificio”, pues “es la fuente del sentido, orientación y calidad en toda la vida”.
Expuso que la oración nos pone frente a Dios, porque “nos reconocemos como somos, con necesidades, errores y cualidades”.
“En ella, aprendemos a escuchar y a dialogar con el Señor hasta discernir la verdad y conocer su voluntad; allí encontramos luz y la fuerza para realizar el bien que nos pide”, asentó.
Destacó que quienes aprenden a hacer vida la oración, “cultivan actitudes de humildad, de confianza, gratitud, de perdón y de amor”, pues “ven la vida con serenidad y afrontan los peligros y los conflictos de manera constructiva”.
Además, observó que el sacrificio “es señal clara de decidir lo que Dios nos pide” y “abrirnos más a él y a los demás desde el amor”.
“Son pasos para ejercitar nuestro cuerpo y espíritu en la lucha contra el mal, en la caridad y en el bien común; son pasos para construir la fraternidad y la convivencia pacífica, es querer sanar y crecer desde dentro en el bien para vivir más unidos a Dios y a los demás”, agregó.
Resaltó que este es el sentido y finalidad de la Jornada de Oración y Sacrificio por la Reconstrucción, la Reconciliación y la Paz Social, programada el próximo jueves, para fortalecer el hogar, la capilla y el templo parroquial como lugares privilegiados para aprender a escuchar y a dialogar con Dios en la oración y “experimentemos que la oración mueve desde el corazón para cambiar, mejorar, abrirnos a los demás y para fortalecer la unidad”.
“Esforcémonos para que el hogar de las familias cristianas, las capillas y los templos lleguen a ser realmente escuelas de oración y de experiencia comunitaria de fe. La oración unidad al sacrificio, es el mejor camino para alcanzar la reconciliación y la paz desde el corazón, para reconstruir el tejido de nuestra sociedad”, apuntó.
