Pasar al contenido principal
x

Ofrenda de laurel, tradición en Jalpan

Foto(s): Cortesía
Redacción

SAN RAYMUNDO JALPAN.-Vestidos de naturaleza, hombres y mujeres recorren las calles del pueblo dejando a su paso olor a laurel, poleo y azucenas.


El redoble del tambor acompaña a quienes durante más de 10 días recorrieron los cerros de los municipios más cercanos en busca de las flores y frutos que cubrirán las imágenes religiosas del templo erigido en honor a San Raymundo de Montefort.
La música de banda se mezcla con el chiflido de los cohetes y los acordes del sonido prehispánico de las caracolas, en una fusión de costumbres prehispánico-religiosas.
Es Martes Santo y los juncos rojos, los lirios amarillos, el heno blanco, los magueyes, las disciplinas, las granaditas chinas, las “monjitas” y las “bandera de España”, adornan igual varas de carrizo que canastas y sombreros.
Los niños portan paliacates en el cuello y ramas de poleo cruzan sus espaldas. Las mujeres llevan en sus brazos canastas de frutas y adornan sus cabezas con tocados de flores.
EL LLAMADO DEL CARACOL
El sol no da tregua a los recolectores florales que, junto con familiares y amigos, caminan y danzan con alegría y fervor, satisfechos por haber cumplido su encomienda.
En cada calle detienen su marcha para bailar al son de la banda, mientras los concheros vacían su aliento en el caracol.
Unos se dirigen hacia la capilla de Santiago Apóstol, y otros hacia el templo principal.
Una explosión de fe emana de estos hombres y mujeres que portan flores y frutas en el cuerpo, cual si fueran prendas de vestir.
Al paso de los recolectores y concheros, los pobladores se asoman desde puertas y ventanas para ser partícipes y testigos de una festividad tan antigua que aún guarda reminiscencias de un pasado prehispánico.
LOS RECOLECTORES
Ocho días antes, hombres y mujeres se internaron en la montaña para buscar el preciado laurel, el colorido junco y el dulce aroma de las azucenas.
Son las flores santas que también servirán de cama al crucificado. Los colectores encontraron en ellas pequeñas gotas de rocío que refrescaron sus rostros en las horas más extenuantes.
Además de las palmas bendecidas del domingo de Ramos, estos expedicionarios de la fe trajeron su ofrenda colorida y perfumada, y la entregaron humildes ante el altar.
SANTA CARGA
En el atrio del templo católico, ollas de tejate, tamales y tortillas de maíz esperan ya a los exhaustos pobladores que desde temprano se reunieron bajo la sombra de un guamuche para llevar su carga silvestre a la casa de sus santos.
El comité eclesiástico agradece así a los buscadores de la vegetación con la que elaborarán, durante el Miércoles Santo, los tlapechtli o tapescos (enrejados de laureles y maguey), que cubrirán todas las imágenes durante el Jueves Santo. La única que queda descubierta es el Santo Entierro y las relacionadas con el misterio de la Pasión, muerte y resurrección de Jesucristo.
OLORES Y COLORES
Los cohetes anuncian que los recolectores se acercan. Las campanas repican y la puerta del templo se abre de par en par para que los portadores del laurel y las azucenas depositen su preciada carga en el interior.
Antes, bailan por última vez con las flores al compás de sones y chilenas en el atrio de la iglesia.
Luego, las canastas de fruta y las ramadas de flores se entregan a la mayordoma Magali Benítez para que ella organice la hechura de los tapescos.
Cuando todos han cumplido con la anfitriona, se dirigen al comedor para disfrutar de sus alimentos y dar gracias por haber regresado con bien de su expedición.
Los colectores y concheros cumplieron así una encomienda en la que durante varios días buscaron con afán las plantas y flores que resguardaron celosos y que portaron asidas a sus cuerpos como armaduras de caballero medieval.


SAN RAYMUNDO JALPAN
Se ubica a 32 kilómetros de la ciudad de Oaxaca sobre la carretera Oaxaca-Zimatlán.


 

Noticias ¡Cerca de ti!

Conoce los servicios publicitarios que impulsarán tu marca a otro nivel.