El obispo auxiliar de la Arquidiócesis de Antequera en Oaxaca, Gonzalo Alonso Calzada Guerrero, llamó ayer a fortalecer su fe en Dios, a valorar a las personas con las que conviven a diario y a orar para conocer cual será su misión en esta vida.
En la homilía de la misa dominical, celebrada en la Catedral de Nuestra Señora de la Asunción, el obispo recordó que en el evangelio de San Marcos se refiere que Jesús en su tierra no pudo hacer ningún milagro, pues la gente no creía en él.
Explicó que las personas que lo vieron crecer no lo persiguieron ni lo respaldaron porque no creyeron en él como el profeta de Dios.
A veces la familiaridad, la cercanía, el encuentro constante nos hace perder de vista lo esencial cuando tenía que ser al contrario. Estos paisanos de Jesús no creyeron en él porque lo consideraban uno más entre el pueblo. No pudieron descubrí que era el verdadero profeta de Dios, el hijo de Dios. Eso les impidió amarlo, porque sin fe no hay amor.
Mencionó que la misma situación se puede repetir entre los feligreses.
"Porque también nosotros tenemos familiaridad en Jesús, venimos a misa por lo menos cada ocho días, otros diariamente y lo hacemos de una manera casi mecánica, nos vamos acostumbrando y perdemos esa capacidad de descubrir la novedad de Dios, de experimentar en nuestro corazón el amor, la misericordia de Dios", dijo.
Exhortó a hacer una oración para que la novedad en Dios nunca termine, por el contrario, madure y se fortalezca.
Hoy podemos pedirle a Dios que nos dé la gracia de creer en Jesús, de que nuestra fé se vaya haciendo cada vez más fuerte, más madura para poder amarle más y para que todos podamos intentar vivir como Jesús vivió, pasando haciendo el bien.
Por último, el obispo, llamó a reflexionar que la misma situación de incredulidad y falta de amor se puede expresar con los mismos hermanos.
"Creamos en los hermanos, en la bondad de las personas con las cuales convivimos cotidianamente. Estamos tan acostumbrados a verlos y a encontrarlos que no valoramos suficientemente a la persona".
Culminó señalando lo necesario que es, entonces, pedir a Dios fortalecer la fe en Jesús, en el ser humano y vislumbrar el camino.
"Que nos haga capaces de descubrir lo bueno que hay en aquellas personas que nos encontramos cada día. Y que nos caiga el veinte de cuál es nuestra misión, si nuestra fe va a ir creciendo, fortaleciéndose, madurando, que también nos demos cuenta que tenemos planeación".
