Oaxaca.- La aprobación de la Ley Estatal de Educación, por parte de los diputados de la LXII legislatura local, es un paso muy importante para integrar a Oaxaca a la reforma educativa federal, pero ésta no basta si gobierno, educadores y sociedad no contribuimos para mejorarla en la práctica, precisó el arzobispo José Luis Chávez Botello.
En su acostumbrada conferencia de prensa dominical, posterior a su homilía en la Catedral Metropolitana de Oaxaca, en la que subrayó la necesidad de fortalecer el amor, el respeto y la integración de las familias oaxaqueñas, el jerarca de la Iglesia Católica en la entidad, sugirió a autoridades, magisterio y padres de familia, no dar marcha atrás en la reforma educativa.
Por el contrario, sumemos esfuerzos para mejorarla, caminado siempre hacia adelante y no pensando o mirando hacia atrás, señaló Chávez Botello.
Luego de exponer que las personas que se superan se vuelven más constructivas y reflexivas, el titular de la arquidiócesis de Antequera Oaxaca, dejó en claro que la sociedad tiene las riendas y es la responsable de exigir una educación que ayude a superarnos, y en esa tarea es fundamental la participación del gobierno y la suma de los maestros (trabajadores de la educación) en su calidad de servidores públicos.
En sus reflexiones, el jefe religioso pidió a los oaxaqueños encarar los problemas, no condenando o castigando, sino trabajando con actitudes de aprender y curar. " Si un hijo falla, el camino para enmendar sus errores, no está en el castigo, sino en ayudar a que reconozca y se cure.
Oaxaca está muy necesitada de estas actitudes, más todavía cuando nos han empujado a pelearnos entre hermanos.
Las reflexiones de Botello se centraron en la importancia del jubileo de la familia a la alegría del amor.
Sugirió llevar a la práctica nueve capítulos: Estos son: A la luz de la palabra, la realidad y los desafíos de la familia, el amor en el matrimonio, el amor que se vuelve fecundo, algunas perspectivas pastorales, reforzar la educación de los hijos, acompañar , discernir e integrar la fragilidad, y espiritualidad conyugal y familiar.
Ante los reporteros de la fuente, Chávez Botello, continuó: Centremos los ojos y el corazón todos en la familia. Queramos o no, cada uno somos parte de una familia. Marcamos para bien o para mal su vida y su futuro. Por ello, el regalo oportuno del Papa Francisco, que nos hace en la exhortación: La alegría del amor.