Desde su nacimiento, Thea ha sido una dama: lo demuestran las sonrisas que regala a los extraños, su forma de hacer reverencias y los vestidos que nunca ensucia
Era el tiempo del Obon, en el que las familias japonesas honran la memoria de sus antepasados; el sonar de los grillos se imponía a la monótona canción de las cigarras