El sismo del pasado 7 de septiembre que devastó las zonas del Istmo de Tehuantepec y los Mixes, exhibió la falta de capacidad y preparación de los funcionarios de la Coordinación Estatal de Protección Civil (Cepco) y del mismo gobierno del estado, para atender a la población afectada. La ineptitud frente a la tragedia fue tal, que el propio gobernador Alejandro Murat Hinojosa tuvo que asumir la organización institucional para atender a los damnificados y el gobierno federal designar a integrantes sus gabinete, como responsables de la atención en localidades específicas.
El 5 de diciembre de 2016 el titular del Poder Ejecutivo designó a Amando Demetrio Bohórquez Reyes como titular de la Cepco, un profesor sin experiencia en la materia cuyos méritos más destacados eran haber sido presidente municipal de Miahuatlán de Porfirio Díaz y diputado local por el Partido Revolucionario Institucional (PRI), en la pasada legislatura.
Diez meses después y ante su ineptitud frente a las devastadoras secuelas del sismo de 8.2 grados en la escala de Richter se filtró su destitución, y aunque se trató de señalar como origen de su despido el no distribuir radios portátiles que se guardaron en una bodega, la realidad es que frente al desastre natural que vivía Oaxaca no supo ni asumir el mando ante la emergencia, ni coordinar la ayuda a los damnificados.
Ante el panorama de la destrucción: 41 municipios con graves daños en el Istmo, 71 persona fallecidas, más de 40 mil viviendas afectadas y más de 800 mil damnificados, lo que generó una crisis humanitaria de altas dimensiones, el ex titular de la Cepco simple y sencillamente quedó abrumado, incapaz de tomar decisiones ejecutivas y operativas para apoyar a la población en desgracia.
Apenas seis días después del sismo y cuando día a día crecía el recuento de destrucción, se filtró la dimisión y se anunció que el nuevo responsable de la dependencia sería Heliodoro Díaz Escárraga, a quien por cierto tampoco se ve operando en las zonas afectadas.
Murat, al control
Ante la inoperancia de la Cepco, el gobernador Murat Hinojosa asumió la coordinación de la ayuda a los damnificados unas horas después del sismo, por lo que se trasladó al municipio de Juchitán de Zaragoza, uno de los más dañados, y donde ha establecido su centro de operaciones.
Con él arribaron al lugar del desastre la mayoría de los integrantes de su gabinete, que también demostró su inoperancia ante este tipo de situaciones. La mayoría de ellos acudió únicamente para tomarse la foto con el gobernador, pero no fueron capaces de asumir tareas específicas en apoyo de la población, de acuerdo a las áreas de gobierno que encabezan.
A través de las redes sociales se difundieron las fotografías de quienes posaban en la entrega de apoyos y luego, se retiraban del lugar.
Esta situación provocó que 11 de septiembre, cinco días después del sismo, secretarios de estado y funcionarios federales fueran comisionados para atender en lugares específicos el apoyo a los damnificados. Así la coordinación y organización de apoyos, atención a damnificados, evaluación de daños y demás, quedó en manos del gobierno federal, que tomó el control de la situación frente al desorden de las instancias estatales.
El secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, afirmó ese día que por instrucciones del Presidente de la República, Enrique Peña Nieto, los secretarios federales, en coordinación con el gobierno de la entidad, serían responsables de atender a la población damnificada, así como de las labores de reconstrucción en diversos municipios del estado.
El 20 de septiembre, después del sismo que azotó la Ciudad de México, Morelos y Puebla, el presidente Peña Nieto aseguró que de ninguna manera se suspenderán los trabajos que se realizan en la región del Istmo y pidió a los funcionarios del gabinete federal en esa zona continuar de forma permanente en la región.
