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Playas de Oaxaca, una mina de oro para inmobiliarias en tierras comunales

Foto(s): Cortesía
Redacción

En Puerto Escondido, si tiene disponible 1 millón 912 mil 500 dólares, alrededor de 38 millones 250 mil pesos, es posible adueñarse de una isla rodeada de un área nacional protegida, los mejores servicios y la oferta de un desarrollo inmobiliario a todo lujo.


Las playas de la costa de oaxaca son un gran negocio para la especulación inmobiliaria con tierras de propiedad comunal; playas de municipios oaxaqueños como Colotepec, Tututepec y San Pedro Mixtepec, (concretamente en Puerto Escondido) se han convertido en un atractivo inmobiliario y desarrolladoras extranjeras y nacionales dejan pedir cantidades que superan varios millones de dólares en el mercado internacional.


La venta de la franja costera oaxaqueña ha acarreado un profundo daño social, ha trastocado la vida cultural de las comunidades, desplazado a miles de habitantes excluidos de sus propiedades y dañado los recursos naturales.



Puerto Ángel


Los establecimientos pioneros en el turismo fueron los hoteles Ángel del Mar y Soraya, fundados en 1972 y 1977. La derrama económica extra hotelera se estima en más de 10 millones de pesos anuales y, la hotelera, en más de 7 millones de pesos anuales.



En la lista de los beneficiarios figuran familias de políticos, integrantes de la farándula, personajes oaxaqueños y hasta artistas plásticos.


Huatulco y Puerto Escondido son, hasta ahora, las únicas playas en las que el gobierno federal recurrió a la expropiación de la tierra para permitir la inversión privada y el desarrollo de complejos turísticos.


En Huatulco se expropió 21 mil hectáreas y, en Puerto Escondido, se aprovechó un conflicto agrario para que el gobierno del estado se adueñara de 1 mil 329 hectáreas gracias a la disputa entre los municipios San Pedro Mixtepec y Santa María Colotepec; además de las tierras que expropió el gobierno federal en 1970.


Aún la mayor parte de la costa oaxaqueña es propiedad comunal. A través de compra – ventas o la obtención de actas de posesión ilegales, los especuladores inmobililarios se adueñaron de grandes extensiones de tierra que ahora ofertan a precios exhorbitantes, tasados en dólares, con la construcción de conjuntos habitacionales de lujo o con el aprovechamiento para la edificación de hoteles.


Desarrollos turísticos e inmobiliarios, la irrupción


Heladio Reyes Cruz, integrante de la organización civil Ecosta, explica que los desarrollos turísticos “rompen a las comunidades” en tres sentidos.


La primera ruptura es cultural, porque las comunidades establecieron un orden sobre cómo organizar su territorio, pero cuando una empresa o un particular buscan convencer a los propietarios a vender sus tierras, casi siempre la operación se hace espaldas de la asamblea comunitaria.


Posteriormente, una vez que se adquieren los terrenos, los nuevos dueños empiezan a construir y afectar el medio ambiente de la región al destruir bocabarras, retirar dunas costeras, invadir zonas laguneras, construir carreteras desviando la circulación natural de un río, por ejemplo.



Huatulco


En 1982 el gobierno federal expropia 21 mil hectáreas


Fonatur realiza pagos compensatorios a 1 mil 523 comuneros


En 1987 son reubicados los pobladores al área conocida como La Crucesita, zona para 15 mil personas desplazadas


Inicia la primera etapa del Centro Integralmente Planeado Huatulco, Santa Cruz, Chahué y Tangolunda. Se concluye en diciembre de 1987 con la apertura del aeropuerto internacional y los hoteles Biniguenda, Sheraton y Venamer.



Finalmente, se violentan los reglamentos internos de la población. En el caso de Tututepec, por ejemplo, hay un plan de ordenamiento ecológico que dicta en qué zonas es posible planificar algún desarrollo, cuáles son áreas exclusivamente para conservación; sin embargo, no sólo no es respetado, sino su violación solapada por las mismas autoridades ambientales estatales y federales.


“Las inmobiliarias lo hacen sólo pensando en su beneficio, sin importar cómo afectan a las personas, a la comunidad, a la naturaleza”, puntualiza.


Para la integrante de Servicios para una Educación Alternativa (Educa), Angélica Castro Rodríguez, los desarrollos inmobiliarios de este tipo obedecen a intereses internacionales y al capitalismo depredador.


“Hemos sido testigos, en los últimos años, que el capitalismo quiere absorber todos los bienes naturales comunes, despojar a las comunidades del agua, minerales, bosques, plantas medicinales y hasta los conocimientos ancestrales. Es el sinónimo de este sistema capitalista”.


Los beneficiarios y la ilegalidad


Vivo Resort, un importante desarrollo de condominios que se construyó en Bajos de Chila, una agencia en el municipio de San Pedro Mixtepec, la cual no fue incluida en la expropiación de 1970, es un ejemplo de las irregularidades en la que se ha incurrido para la apropiación de tierras comunales.


Cary Mullen, canadiense, atleta y ex campeón olímpico y su socio, Marco Bruciaga, han fracasado en su intento de privatizar la propiedad ubicada en el área de Palmarito de la costa Chila, cerca de la laguna de Manialtepec. Pese a ello, han comercializado condominios y lotes como si fuesen propiedad privada.



Vivo Resorts en Bajos de Chila, sobre la que penden una demanda de demolición emitida por Semarnat.



Pero no son los únicos, también se encuentra el caso de la familia Sodi vinculados a los partidos de la Revolución Democrática (PRD) y Acción Nacional (PAN). De acuerdo con Heladio Reyes, esta familia tiene prácticamente comprada toda la zona costera de Colotepec, de San Pedro Mixtepec y gran parte de la costa deTututepec; es además propietaria del complejo turístico Costa Cumana.


“Esta familia está apoderándose de la zona playa de la costa”, asegura. Señala además a José Antonio Aragón Roldán, ex presidente municipal de San Pedro Mixtepec, quien se dedica la compra y venta de terrenos también en la costa de Oaxaca.



Puerto Escondido


En 1978 el Gobierno invierte 55.7 millones de pesos para su desarrollo turístico


Aprovecha el conflicto agrario entre San Pedro Mixtepec y Santa María Colotepec para hacerse de 1 mil 329 hectáreas.



El activista mencionó también a la actriz Rosa Gloria Chagoyán Lola la Trailera, quien es propietaria del Rancho Punta Paraíso, construido en Manialtepec; agregó al pintor Gabriel Orozco, quien desató un conflicto interno en la comunidad hasta ocasionar el desalojo de habitantes de Colotepec.


Otros tantos casos son los ocasionados por el actual diputado local Samuel Gurrión y el empresario transportista, Erasmo Medina.


La exclusión


En el rancho Punta Paraíso, la actriz Gloria Chagoyán construyó una barda para dividir su propiedad, con ello se impidió a habitantes el paso al río y que la corriente se encauzara en otra dirección. Otros propietarios han colocado grandes mallas que impiden el paso de los pobladores. Gente armada vigila propiedades y se emplean perros para alejar a curiosos. Las playas se privatizaron.


“Son formas de privatización y exclusión de las playas para la comunidad”, dice. Tan sólo la expropiación de tierras en Huatulco y Puerto Escondido provocó el desplazamiento de más de 30 mil personas a finales de la década de los ochenta.


“Ahora ya no pueden entrar a la playa que les pertenecía, ahora algunos son empleados de los grandes hoteles, cuando antes eran los dueños”, agrega Angélica Castro.


Isla en venta




Las aguas de la costa Esmeralda, la tranquilidad y, sobre todo, la complicidad de autoridades ha permitido que desarrolladores inmobiliarios internacionales la tengan en la mira.

Propiedades con playas vírgenes, islas privadas y mansiones en riscos, se venden en millones de dólares a lo largo del litoral de la Costa. Los empresarios inmobiliarios la llaman “La Costa Esmeralda” a través de los sitios digitales en Internet en los que promueven las propiedades.


En ellos se vende, por ejemplo, una isla en Puerto Escondido, isla Palmas Ola, que se encuentra 300 metros frente al mar, con una extensión de 22 mil 500 metros cuadrados “rodeada por una laguna protegida y reserva ecológica”. Su precio: 1 millón 912 mil 500 dólares, alrededor de 38 millones 250 mil pesos.


Cactus Escondido es un lujoso dormitorio frente al mar con vistas a las playas Manzanillo y Angelito. Una noche ahí cuesta mil dólares, pero si se quiere adquirir en propiedad, es necesario pagar 2 mil 750 mil dólares por el lugar de descanso.


Casa Conchita Cumaná es una casa de lujo frente al mar, con una playa privada propiedad de la familia Sodi que cuenta con 4 dormitorios principales. Una noche en el lugar cuesta 2 mil 750 dólares y también está a la venta por 2 millones 125 mil dólares. Estos son mínimos ejemplos que se pueden encontrar en páginas web de desarrollos inmobililarios internacionales.

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