Además de ser un médico internista, a José Cruz Bautista le gustaba pintar en sus tiempos libres, también era diseñador, padre de familia y practicaba Kung Fu desde niño, pero el 3 de diciembre murió en un nosocomio de la Ciudad de México, por complicaciones por la COVID-19.
Ayer su familia organizó una caravana de su casa al Panteón Jardín, en la periferia de la ciudad de Oaxaca, para depositar la urna con sus cenizas.
Aleida y Edwin decidieron hablar de su hermano a los medios de comunicación es para ponerlo de ejemplo de las repercusiones que la falta de medidas de prevención hacen que una pandemia esté lejos de controlarse.
“Hay gente que sigue considerando que esto es una broma y por esa situación la pandemia no se ha acabado, con el pretexto de que no creen no utilizan la mascarilla y se sigue diseminando el virus”, expuso Aleida, quien es médica especialista en rehabilitación.
Coincidió con su hermano Edwin que al compartir detalles de esta vivencia “se vea la magnitud de la situación” porque “hasta que no hay un miembro de la familia enfermo o que pierde la vida es que la gente toma conciencia”.
José Cruz Bautista se formó como médico general en la Facultad de Medicina y Cirugía de la UABJO y se especializó como internista en la Ciudad de México, pero laboró en distintos nosocomios de la entidad, como el General de Zona Número Uno del IMSS.
Su hermana Aleida recuerda que enfermó en los primeros días de noviembre y tomó la decisión de llevarlo a la Ciudad de México donde falleció a los 37 años de edad, tras 15 días de permanecer internado.
Invitó a la población a hacer conciencia de que nuevamente los hospitales están abarrotados porque los pacientes con COVID-19 se están complicando y la mayoría necesita ingresar a una Unidad de Cuidados Intensivos cuando “los espacios son escasos”.
Reconoció que la profesión médica predispone más al riesgo de contagio y si siguen muriendo doctoras y médicos no habrá quién atienda y cure a la población.
De acuerdo con los Servicios de Salud de Oaxaca, esta pandemia ha provocado la muerte de medio centenar de trabajadores de la salud, principalmente médicos y doctoras.
