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La China, jonrón en juego de hombres

Foto(s): Cortesía
Nadia Altamirano Díaz

Si a sus cinco años Itza Angely, La China, Hernández se hubiera derrotado cuando le dijeron que no podía jugar béisbol porque ese era un deporte "de hombres", en marzo de 2018 no hubiera viajado a República Dominicana con otras 17 mexicanas que enfrentaron a las selecciones nacionales femeniles de ese país, de Argentina y Puerto Rico.


Esa fue la primera vez que una Selección Mexicana de Béisbol Femenil participaba en un torneo premundial para clasificar al Mundial de Béisbol Femenil que se celebró en Estados Unidos en agosto de 2018, pero para Itza fue la realización de un primer sueño personal y deportivo.


Jugar entre hombres


Es domingo, de mañana. En un solo campo de la Unidad Deportiva 21 de Marzo de la Liga de Béisbol Eduardo Vasconcelos, en San Bartolo Coyotepec, hay tres diamantes, dos juegos se realizan al mismo tiempo, 18 jugadores en total, nueve por cada equipo, pero uno, el Astros AVTMEX (visitante), es el único de categoría primera fuerza especial que tiene a una mujer, Itza.


Ella juega con el número dos y el uniforme de la Selección Mexicana de Béisbol. Es su cuarto juego, hace un mes se integró al equipo para la temporada actual, el manager Víctor Aragón la aceptó como pitcher y en el primer partido la dejó lanzar.


“Yo no pensaba que las mujeres pudieran jugar béisbol porque es una pelota más rápida que en sóftbol”, admite el manager Aragón que la invitó porque los hermanos juegan en ese equipo y él ha visto cómo juega “y se destaca bien”.


Una carrera de resistencia


La integración de Itza a un equipo de primera fuerza en Oaxaca implicó una carrera de 15 años. Su mamá, Guillermina Jiménez Hernández, la recuerda a los cinco años mirando los entrenamientos a los que cada noche acudía Leonel, su segundo hijo y dos años mayor que Itza.


Antes que él, Jorge Luis empezó a jugar béisbol a los siete años en vez de complacer a su padre con el fútbol, pero entonces Itza recién había nacido.


A insistencia de Itza, que gozaba de ver los partidos, la señora Guillermina se atrevió a pedirle al entrenador de Leonel, el profesor Nemorio Hernández, que la dejara entrar al equipo, pero recibieron un no como respuesta.


"Cosas de niñas"


“Esto no es para mujeres”, le dijo tajante y le dio una tarjeta a para que la llevara a la casa de los deportes donde había gimnasia y ballet, “cosas que podían practicar las niñas”. Itza se enojó mucho.


Fue hasta que su hermano, Leonel, empezó a jugar en la Liga Monte Albán, en Ciudad Universitaria cuando al entrenador Pedro Vásquez le atrajo el interés de Itza por la pelota de béisbol, y la invitó a integrarse a un equipo infantil que no completaba, en la categoría 7 y 8 años, cuando ella apenas tenía cinco.


“Siempre que subía a pitchear o a batear le tenían miedo los niños, que hacían bromas "si te poncha La Chinita te va a agarrar a besos", recuerda su madre, la que más porras le echa al momento de verla entrar al diamante.


Una mujer que sorprende


Adán Cruz ha jugado con Itza desde que tenía cinco años “y la he visto crecer como deportista”. Que ahora sea su compañera en el equipo Astros AVTMEX le sorprende, “nunca había visto a una mujer que llegara a estas alturas y me siento orgulloso de que ella sea una amiga y siga”.


Para Leonel Hernández Rosales, padre de Itza, desde que a los seis años fue seleccionada estatal para jugar béisbol en un evento nacional en la Ciudad de México con la Liga Monte Albán, empezó a sentir un orgullo que no tiene fin.


Sin embargo, si en vez de jugar entre hombres ella pudiera entrenar con mujeres y tuviera apoyo más allá del familiar, “podría demostrar que es capaz de más”.


Entrenar en solitario


Tres veces por semana,  antes de asistir a la escuela de Entrenamiento Deportivo de la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca (UABJO), Itza entrena en el campo de Ciudad Universitaria, pero lo hace en solitario.


Los sábados, por la noche juega sóftbol con Las Bravas, equipo que su familia formó recién y en el que incluso forma parte su madre Guillermina.


Jugar con hombres en la primera fuerza, la liga más fuerte de béisbol en Oaxaca, “ha sido muy difícil”, pero esas complicaciones no importan para Itza.


“A mí me gustaría que el béisbol juvenil llegue a Juegos Panamericanos y puedan apoyar a las mujeres”, como su amiga Verónica Sampedro, las únicas dos seleccionadas oaxaqueñas que representaron a México en República Dominicana.


“El béisbol para mujeres es un poco difícil, la primera vez que decidí jugarlo me cerraron las puertas”, pero en vez de derrotarse “me hice más fuerte” y se sueña con lograr un día que junto con otras mujeres derribar el mito que ese deporte es “de hombres”.

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