El hombre de característico chaleco negro sólo atinaba a mirar; volteaba a un lado y volteaba al otro. Movía la cabeza, se llevaba las manos a la bolsa; sacaba el celular… sólo veía. Esperaba que lo atendieran.
Era Rodolfo Quintero de Pablo, el “apagafuegos” de la Secretaría General de Gobierno (Segego) que buscaba la interlocución con los pobladores de Atzompa, que no querían hablar. Tampoco retirar en enésimo bloqueo en Oaxaca, en demanda de un administrador.
Por más de cinco horas, ninguna autoridad logró mover a transportistas y pobladores que cerraron la capital en al menos cuatro vialidades para exigir también nuevas elecciones en su municipio.
“¡Hijos de su pi…! ¡Gente sin quehacer que nada más le echa a perder la vida a uno!”, los recordatorios maternos frecuentes, principalmente de gente de comunidades del distrito de Etla, que tuvo que caminar para cruzar el bloqueo.
El martirio
Un hombre debe conducir en silla de ruedas a una persona para superar el bloqueo. FOTO: Mario Jiménez Leyva
Fue poco después de las 09:00 horas en que con unidades de transporte concesionado, los simpatizantes de candidatos que perdieron la elección comenzaron a cerrar las vialidades en inmediaciones del crucero del Monumento a la Madre.
Lo mismo el acceso a la carretera al cerro del Fortín que la salida de la calle Niños Héroes que calzada Madero y avenida Tecnológico; en este último, con un carril cerrado por obras de drenaje: no había resquicio para pasar con motocicleta más que rodear entre banquetas y escombros.
Mujeres, embarazadas, con niños en brazos, con bultos de tortilla o verduras que llevaban al mercado, tuvieron que trasbordar al menos medio kilómetros, carga en mano, con los consecuentes enojos.
“Ya ni la chingan, pónganse a pensar cuánto daño le hacen a la gente; ustedes nos perjudican a nosotros, al pueblo, no al gobierno; al gobierno no le interesa sus problemas, a nosotros menos”, masculla un hombre, entrado en años, que cruza con muleta.
Un conductor indignado, que gritó que llevaba un paciente en su camioneta, no tuvo más remedio que arrollar con su unidad dos taxis, y dañarlos para superar el bloqueo.
El ruego
Hora y media después, se dignó a llegar Rodolfo Quintero, el hombre que siempre es lanzado a tratar de controlar las múltiples protestas y bloqueos que cotidianamente inundan Oaxaca.
Minutos antes, Gumaro Luis Vásquez, uno de los inconformes, advirtió que no entablarían diálogo con funcionarios menores sino con el titular de la Segego, Alejandro Avilés Álvarez.
Pantalón gris, camisa de color claro, celular en mano, el hombre sólo atinaba a mirar por todos lados. A voltear, a buscar quién lo escuchara. Mientras tanto, la irritación social al máximo.
Fue hasta después de las 11:00 horas en que finalmente una representación de los manifestantes accedió a hablar con Quintero, quien los convenció finalmente de acudir a la Ciudad Administrativa para iniciar las negociaciones, en su exigencia de un administrador municipal, en tanto se autorizan nuevas elecciones.
“¡Y dónde chingada ma… está la Sevitra que no les quita las concesiones a esos taxistas! ¡Dónde está la autoridad que no pone orden!”… gritos cotidianos que no encuentran eco.
Después de las 14:00 horas comenzaron a despejar las vías, pero el daño ya estaba hecho. Había culminado otro día de impunidad al estilo oaxaqueño.
5 horas
Duró el bloqueo de Atzompa
4
Cruces viales, los cerrados
