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La Merced: más de tres siglos de historia

Foto(s): Cortesía
Giovanna Martínez

El barrio de La Merced es uno de los más antiguos y de mayor tradición de la capital de Oaxaca y, entre sus calles, se han registrado pasajes que marcaron la historia de la Verde Antequera.


En los alrededores del templo de La Merced vivieron personajes ilustres como Margarita Maza de Juárez, esposa del Benemérito de las Américas, Don Benito Juárez García; el compositor Macedonio Alcalá, responsable de una de las melodías más bellas de nuestro estado; y la olvidada y sorpresiva presencia de don Francisco I. Madero.


Margarita Maza


En la avenida Independencia 612 vivió doña Margarita Maza, esposa de don Benito Juárez, Margarita Eustaquia Maza Parada.


Fue hija adoptiva del genovés Antonio Maza Padilla y de la mexicana Petra Parada Sigüenza. De buena posición económica y refinada educación, Margarita Maza procreó 12 hijos con Benito Juárez -tres hombres y nueve mujeres- y murió el 2 de enero de 1871.



Este barrio alberga un mercado con tradición y color

Macedonio Alcalá


El humilde músico, don Macedonio Alcalá, autor del himno de Oaxaca, el Dios nunca muere,  tuvo su hogar en la casa marcada con el 1105 de la avenida Morelos.


El gobierno de Oaxaca le concedió una beca para estudiar música en la Ciudad de México y, a su regreso, se integró a la banda Santa Cecilia; posteriormente, fue nombrado director de la Banda de Música de Oaxaca.


Vivió en la ciudad de Yanhuitlán, Oaxaca, en donde empezó a llevar una vida más tranquila como profesor de música. Más adelante se casó y tuvo hijos, pero su situación económica comenzó a ser muy precaria.


Al regresar a Oaxaca cayó enfermo y, aún convaleciente, los encargados de los festejos de un poblado le encargaron un vals, así nació el Dios nunca muere.


Macedonio muere el 24 de agosto de 1869. El Dios nunca muere está considerado como el himno de Oaxaca; los oaxaqueños que lo escuchamos, nos ponemos de pie desde los primeros compases.


Francisco I. Madero


En el actual número 1201 de la calle de Morelos, esta casa fue sede de la instalación del primer partido Antirreeleccionista Oaxaqueño en 1909, al que acudió  Francisco I. Madero. Fue la única vez que estuvo en Oaxaca el demócrata.


Tres siglos de historia


La historia de este barrio data de 1690, cuando se concluyeron el convento y el templo que actualmente  se ubican en la avenida Independencia, esquina con Manuel Doblado.


Este conjunto lo fundó  una orden religiosa, cuya misión en el mundo fue rescatar rehenes cristianos que hubieran caído en manos de musulmanes. Para ello pagaban el rescate o intercambiaban al cautivo por un fraile.


Según el texto del libro Oaxaca bajo la fronda del huaje milenario del cronista de la ciudad, Jorge Bueno Sánchez, el templo de La Merced casi fue destruido por los temblores de 1604, 1696, 1707 y 1787.


Fray Isidro Escalera se encargó de la última reconstrucción, que terminó en 1791.  En 1802, un nuevo movimiento telúrico tiró la torre, pero fue reconstruida por los frailes.


La Merced


El templo es dedicado a la Virgen de La Merced, cuya imagen poseyó, en un tiempo, riquísimas joyas y finas vestimentas.


El templo de La Merced fue decorado con pinturas de don Manuel Maza, entre ellas un lienzo que narra las escenas de la Semana Santa; también la obra Una limosna para el señor Aposentillo y Las Siete Palabras.


Fiesta a San Ramón Nonato


La fiesta más popular es la bendición de animales el día de San Ramón Nonato que se realiza cada 30 de agosto en el atrio. En años anteriores, el vecindario llevaba a sus yuntas, vacas y ganado menor para pedir por la salud del animal  y su fertilidad.


En la actualidad, las familias llevan a sus mascotas disfrazadas. Muchos años sirvió ahí el presbítero e historiador don Humberto Medina Villegas, quien estimuló siempre el costumbrismo y respetó la expresión popular de sus habitantes.


Daños por los sismos


El templo aún conserva los daños y afectaciones ocasionados por el sismo de 8.2 en septiembre de 2017.


La bóveda del coro y en la primera bóveda del cañón del templo, donde el Instituto del Patrimonio Cultural (Inpac) invirtió cinco millones de pesos para subsanar las afectaciones ocasionados por el terremoto de 7.8 grados Richter, sucedido el 20 de marzo del 2012, tiene nuevas grietas.


Las otras tres bóvedas, incluyendo la del presbiterio, presentan también algunas grietas y fisuras; además, paredes y columnas presentan desprendimiento de material constructivo.

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