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Juandieguitos visitan a la Morenita

Foto(s): Cortesía
Giovanna Martínez

“Venimos con mucha fe, cumpliendo una manda a nuestra Virgen de Guadalupe, pues gracias a ella mi nieta está con nosotros”, fueron las palabras de doña Dulce, quien junto con su familia acudió al Santuario de la Virgen Morena.


Como todos los años, cientos de católicos acuden a los pies de la Virgen María, para recordar la aparición de la Patrona de México, en el Tepeyac, ante la mirada de Juan Diego.


Vistosa peregrinación


Familias enteras se reunieron por la mañana del miércoles frente a la Catedral para acompañar la peregrinación infantil organizada por católicos de la Arquidiócesis de Oaxaca, donde los niños y niñas, ataviados con vestimenta de manta, faldas multicolores, trenzas, huaraches y sombreros, caminaron por las calles de la ciudad para dirigirse al Santuario de Guadalupe.


Las familias católicas no pierden la tradición de personificar a los niños como Juan Diego, el indígena al que se le apareció la Morenita; la vestimenta se compone de calzón y camisa de manta, refajo rojo, huaraches, sombrero y se les dibuja un bigote. 


Las niñas utilizan faldas multicolor, algunas bordadas o la vestimenta tradicional de las chinas oaxaqueñas con largas trenzas y listones, una blusa floreada, rebozo, collares y huaraches.



La vestimenta de manta es lo más común para vestir a los niños este día.

Fe y devoción


Al ingresar a la iglesia, aquella que había permanecido por un poco más de dos años cerrada, debido a los sismos de septiembre, los fieles se dibujan la señal de la cruz en su rostro. 


Estela Mendoza, quien visita a la Virgen desde San Pedro Ixtlahuaca, asegura que todos los años acude a darle gracias por un año más de vida y por la salud de sus hijos, nietos y por ella. 


Este año le tocó llevar a uno de sus nietos de 3 años de edad, debido a que el pequeño hace poco se enfermó; “por poco le da pulmonía, los médicos no sabían con exactitud qué le causaba la tos constante, sobre todo, luego de tantos jarabes.


Doña Estela asegura que se encomendó a la Virgen de Guadalupe y prometió que traería a su nieta a la iglesia si María concedía que saliera de ese cuadro de enfermedad.  


“Yo lo ví como un milagro, la verdad; en el caso de mis otros nietos no fue así, pero siempre le damos las gracias a la Virgen por todo, creemos mucho en ella”.


Ella, junto con otras personas, llegó en punto de las diez de la mañana a la Catedral para acompañar a la peregrinación; se quedó a la misa de mediodía para poder recibir la bendición del párroco, que al final de la Celebración Eucarística bendice a las personas con agua bendita. 


Además, en los puestos ambulantes que colocan al exterior de la iglesia, adquirió una pulsera para su nieto y la bendijo; posteriormente se dispuso, junto con su familia, a saborear unos deliciosos antojitos oaxaqueños.


“Es como una manda y un tributo a nuestra Virgen para darle gracias por permitir a toda la familia estar con bien“, reitera.


Así como ella, Dulce Bravo Martínez llevó a su nieta de tres meses a dar gracias a la Virgen porque nació con bien; “ella fue ochomesina y gracias a Dios y a la Virgen, no tuvo ninguna complicación.


Para ella, llevarla ante la Virgen y la Iglesia significa también recibir la bendición y el compromiso de responsabilizarnos en la educación de los niños en la fe y en la vida cristiana.


Altos costos de los trajes


La inversión que realizan padres de familia para esta celebración asciende a los 500 pesos o más, dependiendo del modelo a utilizar; además, luego de los actos litúrgicos, al exterior de la iglesia, hay puestos donde fotógrafos comercializan la foto del recuerdo.


Esta foto, en un paquete básico, tiene un costo de 50 pesos; ahí, un escenario compuesto por animales del campo, pesebres y flores, junto con la imagen de la Morenita, simulan el encuentro de Juan Diego y la Virgen de Guadalupe.


Según la tradición, el 9 de diciembre de 1531, ocurrió la primera de cuatro apariciones de la Virgen de Guadalupe a Juan Diego; la cuarta aparición fue el 12 de diciembre en el Cerro del Tepeyac; poco tiempo después inició la construcción del primer templo dedicado a la Virgen Morena, en el barrio hoy conocido como La Villa.


Años después, las familias de aquellas épocas empezaron a representar a Juan Diego, llevando a sus hijos a los templos, tradición que hasta el día de hoy, perdura. 


 

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