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Ellos sí saben de autoconsumo: enseñan a niños a cultivar hortalizas

Foto(s): Cortesía
Redacción

A su corta edad, ya saben cultivar sus alimentos. Son niños de entre 3 y 4 años que cosechan las hortalizas y vegetales que se consumen en el jardìn de niños Francisco Gabilondo Soler, la primera escuela preescolar en San Agustín Etla y la capital, que enseña esta labor ancestral.


Nicole, Alejandro, David y otros 15 pequeños que estudian el preescolar en la "escuela de Cri Cri" -como le llaman-, son una generación más de este proyecto gestionado por el artista plástico Francisco Toledo y el Centro de las Artes de San Agustín (Casa), el cual inculca a los niños el valor de cosechar los alimentos en una huerta y la responsabilidad con el medio ambiente.


"Este jardín fue reconstruido y rehabilitado por el maestro Toledo; desde el 2012 comenzó la idea del huerto, quería que los menores comieran productos sanos y orgánicos para mejorar su alimentación; para dejar de comprar los productos decidió crear un huerto escolar para consumir lo cosechado", comentó la directora comisionada del jardín, Marcela Elizabeth Rojas Hernández.


 




El trabajo en equipo es importante para que las plantas estén sanas. FOTO: Javier Jarquín

 


La directora mencionó que inicialmente los padres se encargaron de las actividades agrícolas, pero la movilidad de los tutores y su horario laboral impidió la continuación del proyecto.
 


Venden las hortalizas


"Fue hasta principios de este año que se concretó este proyecto donde los niños ya conocen los procedimientos para sembrar, cuidar y cosechar sus hortalizas y frutos"; incluso los ingresos por vender lechuga, jícama o zanahoria ha permitido la venta de sus alimentos al público de San Agustín Etla, aparte del destinado para su consumo.
"Ya hay para los niños, para sus familias y para vender"; los ingresos permiten mejorar las instalaciones del jardín de niños, las herramientas del huerto y su infraestructura".
Marcela Rojas mencionó que en septiembre y octubre de 2016 pudieron vender mucha jícama y zanahoria a los pobladores de este municipio.


 




Los pequeños agricultores siembran el almácigo de la lechuga en su huerto escolar. FOTO: Javier Jarquín

 


Esta actividad vincula personalmente a los infantes con la tierra, con el cuidado de las plantas y con el cambio en los hábitos de consumo y alimentación; próximamente el preescolar está planeando la creación de un pequeño criadero de pollos para iniciar la producción de huevos criollos y carne para los niños.
"Para mí es hacer un cambio en la educación, que otros jardines vean este proyecto y lo quieran reproducir generará una iniciativa para dejar la dependencia del comercio externo y para que los niños desarrollen trabajos manuales y hábitos de responsabilidad con lo natural".


La directora concluyó que a pesar de que muchos padres de familia aún prefieran la educación tradicional, hay muchos tutores que prefieren sistemas educativos alternativos (como el método Waldorf), donde desarrollen trabajos manuales, conocimientos de arte y cultura o de actividades sustentables como la agricultura.
 


Don Cheo, maestro de la tierra


La paciencia es una de sus herramientas más usadas; enseñar a una decena de niños los conocimientos para sembrar correctamente una planta, regarla lo suficiente y saber cuándo se cosechará, esa es la importante tarea de Eliseo Hernández Díaz, agrónomo quincuagenario que desde el 2002 colabora con el pintor Toledo.


"Desde hace cuatro años enseñamos a los niños el autoconsumo y el trabajo orgánico, la responsabilidad de cuidar una planta y de no maltratarlas, porque son las que nos alimentan"; don Cheo mencionó que en el huerto escolar se siembran más de 10 tipos de verdura, fruto, legumbre y plantas para uso medicinal.


"En todos los años hemos tenido diferentes niños, a unos les gusta más que otros, o prefieren algún procedimiento"; los pasos que los mini agricultores siguen son el de preparar la composta, la preparación del suelo (aflojarlo), la siembra de plantas por semilla o almácigo (crías vegetales que se trasplantan); después sigue el riego, la limpieza del cultivo y finalmente cómo cosecharlas.


"Toda mi vida me he dedicado al campo", concluyó don Cheo, quien afirmó que después de 32 años siendo técnico agricultor y agropecuario, seguirá impulsando el aprendizaje de los niños y la implementación de más huertos en espacios educativos.

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