Los tableros electrónicos en el salón del pleno de la Cámara de Diputados sorprendieron a propios y extraños, pero sobre todo a nuestros egregios representantes populares. Tan fue así, que 60 segundos resultaron insuficientes para emitir su voto a través de la tableta fija a su escritorio.
El primer punto de acuerdo para someter a votación electrónica fue exhortar a la delegación federal de la Secretaría del Trabajo, así como al fiscal del estado, a reforzar en la entidad las medidas para la detección de patrones que tengan a personas laborando en condiciones ilegales o de trabajos forzados y, aunque la aprobación fue contundente (32 a favor 0 en contra), al menos tres diputados recurrieron a la voz en cuello, mientras poco a poco aparecían en el tablero el voto de sus compañeros.
-¡Diputado (Fernando) Huerta, a favor!
-¡Diputada Neli (Espinosa Santiago), a favor!
-¡Diputado Javier (Velásquez), a favor!
Lo que motivó que el presidente de la mesa, Jesús Romero López, solicitar al personal técnico que apoyara a los legisladores y, a sus homólogos“no desesperen compañeros, pues hay que adaptarse a las nuevas tecnologías”.
Y no desesperaron, únicamente recurrieron al medio primigenio para manifestar su posición: la voz.
En cada votación la escena se repitió una y otra vez. Los técnicos asesorando a los diputados para votar y dos o tres, que no podían hacerlo por el nuevo sistema, optaban por expresar a gritos: ¡A favor! o ¡En contra!
Tiran línea
Aunque en algunos casos agradecieron el nuevo sistema. ¡Uff, que bueno que no pasó! Suspiró aliviado el diputado Miguel Bernardi, del Partido Unidad Popular, cuando en la tableta pulsó el signo de sí y la instrucción de la coordinadora priista, María de las Nieves García Fernández, era rechazar la propuesta de exhortar al director de la policía vial a no retener motocicletas en los operativos de revisión.
-¡Qué bueno que no pasó, sino..!”repetía, en tanto en la sala resonaba: ¡Toribio, en contra!, ¡Mercedes, en contra!, ¡Donovan, en contra!, ¡Heriberto, en contra!, ¡Silvia, en contra!, en una votación que concluyó 15 a favor y 18 en contra.
Porque los tableros sirven para reflejar el voto, pero no para ver de donde sale la instrucción de sufragar a favor o en contra.
-¿Verdad que sólo abrieron un minuto el tablero para votar? Inquiría Bernardi a la asesora técnica que se mantenía a su lado.
-¡Ahh! ¿Por eso falla? ¿O sea que cuando dan más minutos, se presentan menos problemas?
-Sí.
-Pues entonces hay que decirles que den más minutos. Concluía.
Los técnicos fueron tan requeridos ayer, que el diputado Heriberto Ramírez Martínez, en un momento de la sesión, levantó la mano para solicitar que la joven experta se acercara a su sillón.
La muchacha llega a la curul, se inclina sobre la espalda del legislador y lo que escucha la deja atónita. Por un momento no sabe qué hacer o qué decir. Solo alcanza a negar insistentemente con la cabeza y levantar ambas manos para agitarlas frente al rostro.
Unos segundos después regresa a su lugar, debajo del tablero que se ubica en el lado izquierdo de la gran sala, habla con una edecán y le confiesa la petición del legislador: un café.
Entre risas, más sosegada, la joven recrimina en tono de broma a su compañera: ahora hasta de edecán la hago.
-Te confundió, jajajajajajajajaja. Sonríe la edecán, mientras se encamina por el café para el legislador. Que entrega en humeante taza.
