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Cáncer borra sonrisa de Jesús

Foto(s): Cortesía
Giovanna Martínez

El reloj marcaba las 23 horas del jueves 31 de enero, el pequeño Jesús Adán, de dos años de edad ardía en fiebre; su madre, Deysi, lo acogía entre sus brazos al mismo tiempo que buscaba entre sus ropas una prenda que pudiera ocupar.


La tomó y la mojó con agua, colocó la compresa en la frente del niño esperando aminorar la temperatura. La madre y su esposo, Juventino, pasaron la noche en vela. Ese día fue el inicio de un difícil camino.


Diagnóstico


Al siguiente día, Juventino y Deysi, vecinos de San Dionisio del Mar, notaron que el estómago de su hijo se había hinchado; sin pensarlo dos veces se encaminaron hacia el consultorio del médico de la comunidad.


Para entonces Jesús ya lucía pálido y no quería comer, el médico presumió una infección pero, para corroborar, ordenó realizar estudios.


El sábado entregaron los resultados a los padres y el médico aseveró, “Su hijo se está muriendo”.



Jesús necesitaba que lo internaran de emergencia y, para ello, realizaran una transfusión de sangre, además de un especialista que le realizara un lavado de médula ósea.



Asociaciones de ayuda a niños con cáncer aseguran que requieren áreas especiales de hospitalización.  FOTO: Giovanna Martínez

Los padres se trasladaron domingo a Juchitán de Zaragoza, al Hospital General, donde tuvieron que esperar varias horas para que atendieran al infante, para ese entonces los dedos del pequeño ya se habían tornado morados.


“¡Qué se esperen!” argumentaban los doctores. Mientras, afuera la desesperación era cada vez mayor, “exige que te atienda si no se va a morir el niño”, decía una señora.


Después de cuatro horas el pequeño fue recibido por un pediatra que le diagnosticó leucemia linfoblástica aguda pero en el hospital argumentaron que “aquí no le podemos hacer nada”. El hematólogo no se encontraba en el hospital y regresaba hasta después de cuatro días.


Pedir prestado


A los padres no les quedó de otra más que pedir prestado dinero y consultar a un hematólogo particular; ya que si esperaban tantos días su hijo podría no sobrevivir.


El doctor recomendó una transfusión de sangre urgente, por lo que se trasladaron a un hospital particular y le suministraron dos unidades. Mantenerlo a esa clínica costó 14 mil pesos.



Juventino regresó al Hospital General solicitando el traslado de su hijo al Hospital de la Niñez, le respondieron que podía demorar más de una semana, ante esto, indicó que por sus propios medios buscaría llegar a la ciudad de Oaxaca.



Anualmente más de 5 mil casos de cáncer en menores de edad.

La respuesta de la trabajadora social del hospital fue que solo si se trasladaba en ambulancia lo podían admitir, de lo contrario no. Además, debería de pagar la cantidad de 6 mil pesos para el traslado de su menor.


El padre desesperado argumentó que no tenían suficientes recursos, el hospital les "rebajó" la cantidad a 2 mil 500 pesos. “Yo le pregunte que si así era seguro que atendieran a mi niño, a lo que me respondió que sí, que era la única manera”.


Juventino tuvo nuevamente que pedir prestado para pagar el traslado de la ambulancia y, lunes en la noche, se presentaron ambos padres y el menor para ser trasladados.


La sorpresa al llegar fue que en la ambulancia viajaría también otro paciente y sólo admitían a uno de los dos padres. “yo pagué para que la ambulancia llevara a mi hijo, a mi esposa y a mí, pero a la mera hora me salieron con que otra pareja y su hija también iban a ser trasladados en la misma ambulancia”.



La otra pareja había pagado 3 mil pesos por el traslado, en total el hospital recibió 5 mil 500 pesos por la ambulancia compartida entre dos familias.



El camino es largo y se busca vencer esta enfermedad.  FOTO: Giovanna Martínez

“En pasaje salía más barato, pero ellos  nos iban a atender si no llegaba mi hijo en la ambulancia, nosotros queremos vivo a mi hijo y le pedimos a Dios por él”.


Un camino que apenas empieza


Hoy se cumplen nueve días de que Jesús está internado en el Hospital de la Niñez, luchando contra la leucemia, pero este camino apenas empieza entre visitas al hospital, medicinas, estudios y demás.


La leucemia linfoblástica aguda es el tipo de cáncer más común durante la niñez. Ocurre cuando una célula de la médula ósea presenta errores en su ADN. Los síntomas incluyen agrandamiento de los nódulos linfáticos, moretones, fiebre, dolor en los huesos, infecciones frecuentes y sangrado de las encías.


El tratamiento puede incluir quimioterapia o fármacos de liberación localizada que destruyen las células cancerosas.


Cifras oficiales de la Secretaría de Salud indican que anualmente se detectan más de 5 mil casos de cáncer en menores de edad y que en total existen entre 18 mil y 23 mil casos en tratamiento activo y en vigilancia en el país. Las leucemias son el principal tipo de cáncer entre niños y adolescentes, y en el grupo de 5 a 14 años de edad es la primera causa de muerte por enfermedad.

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