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Calaveritas de azúcar: tradición prehispánica

Foto(s): Cortesía
Giovanna Martínez

A siete días de celebrarse el Día de Muertos en Oaxaca, muchas familias empiezan a adquirir sus productos para colocarlos en el altar y ofrendar a sus difuntos parte de la gastronomía local, flores y decoraciones relacionadas a esta fecha, tales como las tradicionales calaveritas, elaboradas a base de azúcar, amaranto o chocolate.


La señora Yovana Gopar Fagoaga Arellanes, se ha dedicado por tres años consecutivos a la elaboración de estos productos, conocimiento que adquirió gracias a un curso de repostería y a los ocho años que lleva preparando postres. 


El toque que le da a sus calaveritas, hace que cada año tenga clientes frecuentes que adquieren el producto al mayoreo o menudeo, siempre con precios accesibles, en comparación con productos de los supermercados. 


Satisfacción personal


En la comodidad de su vivienda ubicada en la colonia Volcanes, Yovana pasa la mayor parte del tiempo en su sala, la cual acondicionó un espacio para dos mesas, donde coloca sus moldes y sus calaveritas.


En una silla de madera, ella se sienta dándole la espalda a una pequeña ventana que deja entrar un poco de luz natural; ahí, frente a la calaverita y con ayuda de caramelos de diferentes colores y tamaños, comienza a diseñarlas.


Yovana estudió la carrera de Contaduría, trabajaba la mayor parte de su vida en oficinas, en horarios corridos, pero su vocación estaba en la repostería; para ello se capacitó y debido a que combinaba su trabajo con lo que le gustaba hacer, sus horarios se fueron complicando.


La demanda fue creciendo, pues con su sazón se dio a conocer entre sus conocidos y familiares, quienes la recomendaban; esto la llevó a abandonar su trabajo de oficina, emprendiendo un negocio que hasta el momento le ha dado lo necesario para sobrevivir. 


“Es difícil abandonar un trabajo fijo, pues con ello tengo la opción de prestaciones como el Infonavit y lo que hago ahorita no me da esas opciones, pero me satisface a nivel personal”.


Cuidadosa elaboración


Las calaveritas que elabora Yovana son todas diferentes, cada una tiene un diseño propio; con el glaseado de diferentes colores dibuja el contorno de los ojos y los dientes, ahí coloca cacahuates o dulces de colación, que las hace ver llamativas. 


A pesar de que se elevaron los precios de los insumos, ella mantiene los costos accesibles para que las personas puedan adquirirlas y ella poder ganarse unos pesos. 


En moldes de diferentes tamaños vierte el azúcar refinada que salió de una cacerola donde se calentó y espera al menos unos días para poder extraerlas. 


En el caso de las de amaranto, este se tuesta y se le agrega miel; caliente se agrega al molde y con ayuda de una cuchara o los dedos de la mano, le va dando la forma. “Si se espera uno más tiempo se enfría y no se pueden moldear, se ponen duros”.


El chocolate es derretido y caliente se agrega al molde, el cual tiene una capa de engrasante comestible, se deja enfriar y se extrae. 


Los precios van desde los tres a 80 pesos de diferentes tamaños. Yovana comercializa sus calaveras a través de las redes sociales en la página “Mágicos rovanitas” y en los tianguis de Volcanes los días viernes ó al 951 156 41 72.


Historia de las calaveritas


En un inicio, las calaveras comenzaron a utilizarse en el "tzompantli", altar utilizado por las culturas mesoamericanas.


Para los mesoamericanos, la muerte se consideraba como la conclusión de una etapa de la vida que se extendía a otro nivel, por lo que era común que se conservaran cráneos como trofeos y mostrarlos durante los rituales que simbolizaban el término de ese ciclo.


Su altar llamado "tzompantli" estaba adornado con cráneos ensartados por medio de hoyos que se les hacían a los lados, y los cuales eran de quienes habían sido sacrificados en honor a los dioses; así también, la imagen del rostro del señor del inframundo y los muertos, Mictlantecuhtli, eran comunes en la vida de estas antiguas culturas.


Con la llegada y conquista de los españoles, como los rituales de los mesoamericanos iban en contra de los mandatos de la religión católica fueron prohibidos; pero en muchos casos y ante la resistencia de los pueblos indígenas por eliminarlos, tuvieron que ser sustituidos por otros.


La coincidencia de la celebración de los muertos por parte de los antiguos pueblos mexicanos con el Día de los Fieles Difuntos de los españoles, permitió cambios y adaptaciones, siendo una de ellas las calaveritas de azúcar.


Las calaveritas de dulces se elaboran con una técnica traída por los españoles llamada alfeñique, la cual es una especie de caramelo formado de azúcar pura de caña, con la que se realiza una pasta muy moldeable, obteniendo variedad de figuras.


Los estados que llevan a cabo la receta original del alfeñique son Guanajuato, Morelos y el Estado de México, siendo este último uno de los más importantes en la producción del dulce, a tal grado que tiene su propia Feria Anual del Alfeñique.


Hoy en día, a la receta original se le han agregado ingredientes, por lo que encontramos calaveritas de azúcar elaboradas con amaranto o chocolate, además de que cada estado de la República Mexicana tiene una manera distinta de hacer alfeñiques; por ejemplo, en Puebla complementan el dulce con cacahuates o pepitas; en Oaxaca le añaden miel en el centro, mientras que en el Estado de México las hacen de pasta de almendras.

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