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Desplazados triquis ven la luz

Foto(s): Cortesía
Octavio Vélez Ascencio

HEROICA CIUDAD DE TLAXIACO, Oax.- Después de casi cinco años, 15 familias indígenas triquis y mixtecas, quienes salieron en éxodo de Valle del Río San Pedro, Putla de Guerrero, ante la violencia histórica en la zona, fueron reubicadas en esta municipalidad por el Estado mexicano, para atender las medidas cautelares dictadas por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).


Las 15 familias, integradas por 77 hombres y mujeres, adultos y niños, dejaron su comunidad el 3 de agosto del 2012 para dirigirse a la Heroica Ciudad de Tlaxiaco, debido a las constantes agresiones con armas de fuego de sujetos desconocidos.


En una de estas, el 8 de mayo de ese año, cuatro hombres provistos de rifles de asalto Ak-47 o Cuerno de Chivo, ingresaron a la comunidad en un vehículo y asesinaron en sus domicilios a tres indígenas triquis, Jaime Ramírez Martínez, Joaquín González y Eulogio López Aguilar.


Aunque su desplazamiento inició en el 2008, salieron de San Miguel Copala, Guadalupe Tilapa, Llano de Nopal, Llano Aguacate, Ñutasani y La Ladera, para fundar Valle del Río San Pedro, a causa de la violencia generada por organizaciones y partidos políticos, intolerancia religiosa y por grupos armados.


El rechazo


Inicialmente, el Estado mexicano hospedó a las familias en un hotel, pero después, en 2010, las trasladó en un predio de 10 hectáreas adquirido en el paraje El Yugite, en la agencia municipal Cañada del Curtidor, aunque al poco tiempo sus habitantes rechazaron su presencia, por supuestos riesgo de violencia debido a sus antecedentes.


Los pobladores hasta instalaron un bloqueo en el camino, para impedir no solamente el paso de alimentos, sino también de camas, mesas, sillas y enseres domésticos, a quienes llegaban como avecindados.


Después de una lucha pacífica de tres años para convencer a sus vecinos, finalmente fueron aceptadas, pero ya para dar inicio la construcción de las viviendas, en octubre del año pasado, se dividieron por algunos conflictos que empezaban a surgir, por los usos y costumbres entre triquis y mixtecos.


En El Yugite, se quedaron las familias triquis y en La Loma Sagrada, un paraje no tan distante, terminaron las mixtecas.


En ambos parajes, los hombres salen por la mañana a trabajar como peones en el campo o en la albañilería, mientras las mujeres se dedican a la elaboración de los tradicionales huipiles triquis, así como a la engorda de gallinas, cerdos y becerros, para la manutención de las familias.


Los hombres, están también a la espera de la temporada de lluvias para sembrar maíz, el principal alimento de su dieta.


 



UNA NUEVA DIVISIÓN


LA LOMA SAGRADA, Heroica Ciudad de Tlaxiaco, Oax.- “Decidí no quedarme en El Curtidor con otras cuatro familias mixteca y así apartarme de los triquis porque ya habían diferencias y parecía que no se solucionarían las cosas; ya no nos entendíamos.


Fue mejor así para no tener problemas; estuve con ellos muchos años, hasta lo último, cuando nos reubicaron.


Hubo muchas cosas que se discutieron, como su costumbre (de los triquis) de vender a las mujeres, que no nos parecía, pero a ellos no les pareció y querían seguir así.


Entonces, mejor nos venimos para acá; el gobierno también nos dio para comprar el terreno y construir nuestra casa. Ya tenemos una casa, que es lo importante, aunque todavía no hay agua ni energía eléctrica; cada una de las cinco familias compramos una pipa de tres mil 500 litros cada tres semanas, que nos cuesta 250 pesos.


Nuestros hijos ya estudian otra vez, van a la Escuela Primaria Adolfo López Mateos (en la Heroica Ciudad de Tlaxiaco).


Llegamos el 20 de octubre del año pasado; estamos ya tranquilos, sin problemas de violencia, hasta ahora no nos discriminan, ni nos dicen nada”: Eva Gómez Santos, indígena mixteca, casada con un triqui, ex representante de los beneficiarios de las medidas cautelares.



 


Vecinos incómodos, ahora quieren servicios


CAÑADA DEL CURTIDOR, Heroica Ciudad de Tlaxiaco, Oax.- “Allá en Valle del Río sufrimos muchos, durante cuatro años pasamos peligro, no podía uno dormir porque pensábamos que iban a llegar a matar a todos, hasta que decidimos salir cuando entraron y asesinaron a tres.


Después sufrimos aquí cinco años porque no había seguridad de que nos quedáramos; además que no nos querían en la comunidad, ya no nos dicen nada, no nos molestan. Ya estamos tranquilos; ahora lo que necesitamos es agua y más luz porque solamente tenemos una bajada en un poste”: Sofía Martínez Martínez, indígena triqui reubicada.



A SALVO DE LA VIOLENCIA


CAÑADA DEL CURTIDOR, Heroica Ciudad de Tlaxiaco, Oax.- “Afortunadamente el Estado mexicano cumplió las medidas cautelares; hay que reconocer cuando se cumplen. Si bien, aún viven con carencias, tienen lo más medular: un terreno, una casa y un título de propiedad. Carecen de servicios, pero no están en tan malas condiciones como cuando vivían antes, sobre todo, no están en riesgo de más violencia.


Ahora, lo que deben hacer es organizarse y luchar por mejores condiciones de vida, pero no siempre exigiendo todo al gobierno, sino poniendo empeño y trabajo”:


Maurilio Santiago Reyes, presidente del Centro de Derechos Humanos y Asesoría a Pueblos Indígenas (Cedhapi), peticionario de las medidas cautelares.


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