Las mujeres del maíz habitan en el municipio de San Antonio de la Cal, tierra donde el culto a este grano se percibe en la labor de sus habitantes: un 80 por ciento de elaboradores de tlayudas, tostadas, tortillas y todos los alimientos derivados de la masa.
Aunque el oficio no deja una abundancia económica, aún existe el hábito de las mujeres, que por más de 20 y hasta 30 años han elaborado tortillas, además de la creación de un amplio mercado en negocios y cocinas de la capital de la entidad -los cuales solicitan más de 50 kilos de tortilla-, además de sus compradores en los mercaditos de las agencias municipales y las comunidades conurbadas.
Ana María Ramos Ramírez conoce desde hace 28 años la técnica de cocción, la reacción y disposición de la masa con el fuego y el método para mover con las manos las tlayudas del comal.
"Desde hace dos años tengo mi puesto donde elaboro empanadas de amarillo, de verde, también hago memelas, con aciento o carne, de quesillo o queso, aparte hago quesadillas y también realizo pedidos de tostadas, tlayudas o tortillas", comentó la mujer de 47 años, quien obtuvo todos estos conocimientos del maíz desde los 19 años.
La cocina de la señora Ana se ubica en la tercera sección del municipio de San Antonio de la Cal, en la avenida del Panteón, donde con la ayuda de su hija atiende a decenas de vecinos que disfrutan día a día de su comida.
En este municipio, que es como la cuna de la tortilla, existe un pequeño monumento que enaltece la labor de las mujeres y su importancia en la economía local, ya que 72. 6 por ciento de las mujeres tienen ocupación en alguno de estos oficios: agricultoras, artesanas, obreras, comerciantes, vendedoras o dependientas.
